En estas fechas es fácil que se consuma más energía de la que se gasta. Aparte de la cantidad, influyen también aquellos alimentos que con cantidades menores aportan una energía igual o superior que los anteriores: ¡atención a los dulces navideños!
Cinco consejos prácticos:
- Controla la cantidad de comida en el plato: suelen haber más de dos platos durante la comida, además del postre, los dulces, el café… Hay que hacer hueco a todos, ¡sin sentir que comemos por dos!
- Si te encargas del menú, haz platos más ligeros para las cenas y dejar lo más contundente en las comidas. La comida podría ser: ensalada consistente (lechuga, tomate, atún, aceitunas, manzana, queso…), que acompañe el típico cordero asado con patatas asadas. La cena será ligera y digestiva: una crema de verduras y pescado en salsa.
- Las medias mañanas y las meriendas: una pulguita de jamón serrano, de queso o una fruta.
- ¡El postre! Hay muchísimas opciones para hacer un postre sencillo, sabroso y que no nos aporte mucha energía. Las macedonias de fruta con yogur o la repostería casera son una buena opción. Evita los postres “industriales”: están ricos, pero son pequeñas bombas en estos días tan pesados nutricionalmente hablando.
- ¡El ejercicio! Busca una hora u hora y media para poder dar un paseo en familia, disfrutar del sol o de la imagen de un atardecer en invierno desde el campo.
Te animo a que sigas estos sencillos consejos: notarás que este año las Navidades no pesan tanto sobre ti.