Vivimos tan condicionados por el tiempo que reflejan los relojes que muchas veces no nos paramos para ser conscientes del instante en que vivimos y lo que está ocurriendo. Recordar quiénes somos y cómo nos tenemos que cuidar debería ser tarea obligatoria: dedícate tu tiempo; lo agradecerás.
Emitimos señales que reflejan el día a día. Una alimentación desequilibrada, comer demasiado deprisa, sin horarios y con poco tiempo previo de preparación, producen un estado de “desequilibrio” que el cuerpo no es capaz de soportar. Aparecen problemas de piel, intolerancias, rechazos a la comida; desaparece el factor placer, deficiencias nutricionales, aumento de peso…
Aquí tienes cinco claves para evitarlo:
— Tiempo: dedica 40 minutos mínimo para comer. Disfruta de la tranquilidad y el placer que te aporta la comida.
— Escucha las señales de tu cuerpo. Una sensación de “hinchazón” puede ser el resultado de un descontrol de horarios.
— Horarios: como los bebés, los adultos somos relojes. Necesitamos tener los tiempos de alimentación marcados cada día y variarlos lo mínimo posible. Cuenta con cinco comidas al día como mínimo.
— Planificación semanal: el ajetreo del día a día nos obliga a improvisar, y no siempre de la mejor forma. Dedica una tarde a planificar las comidas de la semana.
— Dietas depurativas. Es inevitable salirnos de los patrones de dieta en algún momento; una dieta rica en verduras y fruta nos ayudará a equilibrar el exceso.
Anímate, hoy es un buen momento para iniciar “el cambio”: ¡querer a los demás supone empezar por quererte a ti!