Este mes es obligado hablar de una de las maravillas de la naturaleza: los frutos secos.
Una pequeña cantidad aporta tantos beneficios como un plato de pescado a la plancha con patatas al horno, debido a su alta densidad calórica. Avellanas, nueces, almendras, castañas… Fuentes de ácidos grasos esenciales omega 3 y 6; minerales como potasio, magnesio, calcio y fósforo; además de vitaminas del grupo B y vitamina E.
Al consumirlos, ¿cómo notará nuestro organismo estos beneficios?
— Tomando una nuez al día se reduce hasta en un 20% la posibilidad de padecer una enfermedad cardiovascular como isquemia o infarto.
— Perfecto aliado para mantener estable los niveles de colesterol, disminuyendo el “malo” (LDL).
— Fuente de energía en momentos de decaimiento como los cambios estacionales.
— Los antioxidantes conseguirán que nuestras células se mantengan “jóvenes”.
Hoy en día es fácil encontrar gran variedad de productos con frutos secos en el mercado, pero en el hogar también los podemos hacer de forma casera. Un buen postre es un yogur natural, al que echar unas nueces o avellanas molidas. Para los más golosos recomiendo la bebida vegetal de almendras, que además es muy sencilla de preparar.
O pan casero con frutos secos, sanísimo.
Un último detalle: decir que todo tesoro siempre se encuentra muy protegido. ¡Todos los frutos secos tienen una dura cáscara! ¿Por qué será?