Sarai Alonso Segura
Pues… ¡carne y pescado! ¿Acaso nos plantearíamos el dilema “montaña/playa”? ¡No! Unas veces nos atrae más la montaña y otras la playa. Eso sí, ¿qué zona de montaña? ¿Qué costa de playa? Eligiendo bien, inolvidable la estancia en una y en otra.
¡Ésa es la clave! ¿Qué carne? Al corte o picada; a la plancha o frita; magra o fiambre; ¿Qué pescado? Azul o blanco; de mar abierto o de piscifactoría; congelado (verano) o fresco (resto del año).
Guarnición: ensalada, patatas fritas… ¡Pues lo que más te apetezca! Eso sí, con moderación cuando elijamos las “papas”.
Platos: primero y segundo, solo segundo… ¡Depende del esfuerzo que has hecho y harás! Cuestión de energía a “gastar”. Más bien deberíamos pensar si ligero o contundente, con nata o sin ella, de cuchara o precocinado.
Postre, ¿sí o no? ¿Y por qué no? Eso sí, fruta o derivado lácteo, natural o en almíbar, de temporada o “de capricho”.
Café ¿sí o no? Si te apetece, ¡claro que sí! Puede ser algo placentero, y acaban de confirmar sus bondades médicas.
En definitiva, ¡no debemos vivir en un continuo dilema para elegir pasándolo mal! Come si te atrae, sin abuso y sin exclusiones. No debemos estar en permanente vértigo por si lo haré bien o mal, eso sí, eligiendo con razones, sin impulso. ¡Si te propones hacerlo bien, lo harás bien!
En este mundo de dilemas, ¿se me habrá entendido? Sí, no… Seguro que sí.