Los nutricionistas evitamos utilizar la palabra “dieta”, pues siempre está acompañada de connotaciones negativas: “¡solo comeré verduras y pescado!”, “¡qué hambre voy a tener!”, “¡prohibido el pan y el chocolate!”, etc.
¡Error! Un nutricionista es un educador alimentario, y no esa “bruja mala”. El control y seguimiento alimentario no tiene como único fin adelgazar. Aprender qué horarios seguir, cómo distribuir los alimentos (incluyendo pan y chocolate), cuáles son las cantidades necesarias… son los pilares esenciales que uno mismo debe conocer. Así mantendrás tu peso ideal, comerás saludable y… ¡sin estar a dieta!
Octubre es un mes que nos plantea poner remedio a los excesos del verano y cuidarnos para los que se acercan. Mi consejo:
— No te dejes engañar con las famosas “dietas milagro”. Hacen perder peso en corto tiempo, pero… ¿qué pasa después? No se han adquirido nuevos hábitos, y el cuerpo recupera lo perdido.
— ¡No existen alimentos prohibidos, no lo olvides! Permítete “lujos” de forma esporádica y disfrútalos en pequeñas cantidades.
Como dijo Hipócrates, “deje que el alimento sea su medicamento”. ¿Sería lógico entonces privarnos de él?