Viajar conlleva modificar nuestra rutina diaria, como todos sabemos. Se altera la hora a la que nos levantamos o acostamos, nuestra actividad física y emocional, y ¡sí!, también nuestro tránsito intestinal. Esto es lo que ocurre en nuestro cuerpo cuando viajamos:
— Nutricionalmente: en los viajes solemos beber menos agua (gran aliado para combatir el estreñimiento), ya que está menos accesible que en casa. La opción de fruta y verdura suele ser poco elegida en bufets de hoteles, restaurantes o en pedidos online, ganando las opciones más procesadas y calóricas. Lo que conlleva tomar menos fibra y alimentos ricos en agua. Además, las reuniones para celebrar o hablar son habituales en contextos como bares, restaurantes, barbacoas… es decir, ¡rodeados de comida y bebida, muchas veces alcohólica!
— Actividad física: la gran mayoría de formas de viajar suele ser en opciones sedentarias como son tumbarse en la playa durante todo el día o en la piscina, sentarse en un bar de una bonita ciudad con amigos o familia, coger más el coche en los desplazamientos para evitar el calor de las vacaciones de verano… Con lo que nos movemos menos que en nuestro día a día habitual.
— Psicológicamente: te sonará: “¡Entre unas natillas caseras o una manzana, prefiero pedirme unas natillas, ya que estoy fuera de casa! ¡Un día es un día!”. En los viajes nos damos “permiso” para poder hacer lo que “queremos”, y tenemos la justificación perfecta, o eso creemos. Además, los sitios más turísticos suelen estar repletos de heladerías, creperías, panaderías… y nuestro cerebro nos genera inconscientemente “hambre” de ello y nos los tomamos. Un hambre que en psicología de la alimentación llamamos “hambre emocional” y que tenemos que saber identificar para diferenciarla del “hambre real”.
¿Entonces viajar no aporta nada bueno a nuestro cuerpo? En absoluto. Para nuestra salud mental tenemos que disfrutar de este momento. Es necesario darle a nuestra mente la paz y tranquilidad que te aporta estar un día junto al mar; cubrir la esfera social después de estar un día en el bar junto a tus amigos y familiares; la curiosidad por conocer sitios, recetas y personas nuevas y diferentes… ¡Es necesario ir de viaje y salir de nuestra rutina!
¡Viajar es vivir! Siendo conscientes y con información nutricional y psicológica vas a poder disfrutar de cada viaje de tu vida desde ahora mismo.
Sarai Alonso. Nutricionista – Dietista
www.saraialonso.com