¿Se acabaron las tasas judiciales?

Pocas leyes han suscitado mayor rechazo en nuestro país, proveniente de todos los campos de la sociedad, como la llamada “Ley Gallardón”. El ya ex ministro de Justicia informó en febrero de 2012 de que estaba trabajando en una Ley de Tasas Judiciales, supuestamente solo aplicable en la fase de recursos y para financiar la Asistencia Jurídica Gratuita, pero tres años después y tras la protesta unánime de los ciudadanos y operadores del derecho (un 83% de españoles consideraban injustificables las tasas), lo que se convirtió en una “ley relámpago” y de aplicación casi universal acaba de ser modificada por el Gobierno, sin que se haya aclarado el destino de los seiscientos millones de euros recaudados hasta ahora.
Pero no es cierto que las tasas judiciales hayan desaparecido. La ley recientemente aprobada afecta tan solo a las personas físicas —ciudadanos de a pie a los que en ningún caso se les va a devolver el dinero cobrado—, dejando fuera de su paraguas protector a miles de pequeñas y medianas empresas, que generan la mayor parte del empleo en nuestro país y que deben cargar con una tasa injustificable por el mero hecho de acudir a los tribunales en defensa de sus legítimos derechos.
Recordemos a modo de ejemplo que el devengo de la tasa se produce, en los asuntos civiles, por la mera interposición de una demanda superior a 2.000 euros, o de un recurso de apelación o casación a resolver por los tribunales superiores a los Juzgados de Primera Instancia. En los pleitos contra la Administración, al formular recurso contencioso-administrativo o interponer cualquier recurso. Y en los litigios laborales, al recurrir a los tribunales que están por encima de los Juzgados de lo Social.
Las tasas tienen una parte fija y otra variable. La fija oscila entre un mínimo de 100 euros (por ejemplo, una petición de juicio monitorio de 2.001 euros) hasta los 1.200 euros de un recurso ante el Tribunal Supremo, mientras que la variable está constituida por la aplicación de un tipo general del 0,5 % sobre la cuantía del pleito, con un máximo de 10.000 euros.
¿Cuál será el destino de lo que se recaude a partir de ahora…?
www.ibilexabogados.es
Aprenderás (III)

No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo…
Aprenderás que, con la misma severidad con que juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado…
Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles…
Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma en vez de esperar que alguien te traiga flores.
Entonces y solo entonces sabrás realmente lo que puedes soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más.
Es que realmente la vida vale cuando tienes el valor de… ¡enfrentarla!
Como bien nos dice William Shakespeare, la vida es aprendizaje, y es que nuestro cerebro necesita sentir que está vivo. Y desde esa capacidad, el sentir que avanzas y que tienes autonomía y libertad para aprender, equivocarte, disfrutar y realmente vivir tu vida es cuando tu cabeza y tu corazón se alían para que te sientas pleno y feliz, aunque sea con esa transitoriedad que tiene la felicidad, que según sentimos que la tocamos con la punta de los dedos comienza a disolverse.
Y tú, con los años que llevas ya integrados en el cuerpo, ¿qué es lo que sientes que has aprendido? ¿Qué personas han ayudado a ese aprendizaje? No contestes de cualquier manera a éstas preguntas: enfócate en lo bueno, en todo lo bueno que has aprendido y que te ha ayudado a ser la persona que eres ahora mismo.
¿Cuánto valor tienes para tu vida?
Beatriz Troyano Díaz
www.remodelatuvida.es
¡Todo sobre las fresas!

Es primavera, ¡temporada de fresas! No faltarán en la primera fila de las fruterías de nuestro barrio. Ya que es una fruta de temporada (hasta julio podremos seguir saboreándola) y es muy consumida, vamos a profundizar un poco más en lo que son, lo que nos aportan nutricionalmente hablando y sus propiedades.
Las fresas son productos ligeros, pues su valor calórico es bajo (unas 5 fresas de tamaño mediano nos aportan 27 kilocalorías). Al ser una fruta tan apetecible en cualquier momento y con cualquier otro alimento, las combinaciones que solemos hacer aumentan su valor energético hasta en 200 kcal. ¡Esto no quiere decir que no se deba hacer! Solo debemos ser conscientes de que un individuo, de forma generalizada, tiene que ingerir al día unas 2.400 kcal, que tienen que ser repartidas durante el día según lo ingerido.
El agua de las fresas tiene un gran poder diurético, y su fibra ayudará al tránsito intestinal y a regular los niveles de colesterol. Además, poseen un alto contenido de vitamina C, que nos protegerá de los resfriados. ¡Si además las combinamos con un zumo natural de limón o de naranja, el cóctel de vitamina C será idóneo para su aprovechamiento!
Sarai Alonso Segura
www.saraialonso.com
A Google no le gusta tu web

Hoy me dirijo a todos aquellos que tenéis algún tipo de web (blog, corporativa, tienda, etc.). Recientemente Google ha decidido que las webs que no se puedan adaptar a los dispositivos móviles van a ser penalizadas perdiendo puestos en las búsquedas. Por lo que, si tu página no se puede ver en un móvil de forma correcta, Google te ha declarado la guerra.
¿Cómo podemos solucionar el problema? Pues tenemos tres opciones, que describiremos someramente para tener una idea general:
Primera opción: si vamos a cambiar totalmente nuestra web y vamos a realizarla en WordPress, por ejemplo, deberemos utilizar un formato llamado “responsive”, el cual se adapta a una vista para móvil. Que quede más o menos estética va a depender de la plantilla utilizada y su programación. El coste es nulo, pues se incluye en la web normal. Como inconveniente podemos comentar que no se puede modificar nada; es decir, sale toda la información, y lo recomendable en las webs para móviles es que no haya mucha información, solo la justa y necesaria.
Segunda opción: utilizar un sistema (plataforma) de terceros, que crea una web nueva adaptada totalmente a los móviles con toda la información que hay en la web normal. Pero permite quitar secciones e información que no sea relevante para una visión móvil, dejando lo más importante o lo que nos interese que la gente vea en su terminal.
Y, por último, la tercera opción sería crear una “App” específica para un fin, por ejemplo creación de una guía comercial, una guía de eventos, tienda virtual, etc. Seguro que en nuestros terminales tenemos un montón. No sustituye a una web, sino que la complementa. Dichas Apps se suben los “markets” (Apple Store, Play Store, etc.), para que la gente se las descargue. Para este fin existen también plataformas que nos permiten crear nosotros mismos este tipo de webs.
Para saber si tu página está optimizada para móviles, solo tienes que abrirla en el navegador de tu dispositivo y comprobarlo. También Google ha creado una página para realizar esa comprobación escribiendo en ella el nombre de la tuya.
Quizás sea un buen momento para cambiar, optimizar o modernizar vuestra web.
Carlos Gómez Cacho
www.gestoriatecnologica.es
Imagen de un barrio hoy desaparecido


Por cortesía de Cronistas Villaverde (Facebook: CRONISTAS VillaVerde), que realizan una encomiable labor para recuperar la historia de nuestro distrito, reproducimos aquí una bella imagen facilitada por uno de sus seguidores, José Ramón Ayuso, que nos transporta a un rincón de Villaverde hoy desaparecido.
En el Facebook de Cronistas Villaverde se ofrece una detallada explicación de lo que estamos viendo: “Se trata de una calle de la colonia Torregrosa, un núcleo de viviendas compuesto por unas 300 modestas casas, cuyas calles tenían nombres de letras del alfabeto: A, B, C… Se encontraba a la espalda de la empresa GISA, en terrenos ocupados en la actualidad por la zona residencial de la calle Silvina, barrio de San Fermín, y desapareció con la construcción del cuarto cinturón, lo que todos conocemos como M-40”.
Parque y colegio Ciudad de los Ángeles, 1978

Alberto Piñero, nuestro colaborador de Deportes, nos hace llegar esta entrañable foto. Él mismo nos explica lo que en ella podemos ver: “Enero de 1978, parque de la Ciudad de los Ángeles. Al fondo se ve el colegio CEIP Ciudad de los Ángeles. No estaba construida la zona de columpios enfrente del colegio, ni tan siquiera el pirulo del centro del parque (que tendrá un nombre, pero lo desconozco). Tampoco el solado tan característico del parque”.
El tiempo… sin tiempo

Año 2124. Estoy en el camino de vuelta a casa. El súper tarda exactamente un abrir y cerrar de ojos para recorrer una distancia que parece infinita. Subo y al mismo instante escucho una voz a mi espalda: “Buenas tardes. ¿Ha pasado usted un buen día?”. Me giro y veo que es un señor de mediana edad. Le sonrío y apruebo haciendo una señal con la cabeza. Nos sentamos y empezamos a charlar mientras escuchamos de fondo una música relajante.
Un arcoíris se ve a lo lejos. La lluvia ha parado y el sol parece que se atreve a jugar con las nubes… Saco mi pincel y me pongo a dibujar: primero el campo, luego el arcoíris, el sol… Miro al señor que está sentado a mi lado y me confirma con los ojos que puedo pintarlo. Sigo dibujando… El señor se levanta, me da un abrazo y un beso en la mejilla y saca de su bolsillo un libro pequeñito. “Creo que hay que leer esto… No te preocupes, luego me lo devolverás”. Asiento con la cabeza y le deseo un buen día.
Me vuelvo a sentar. Qué libro tan extraño. Un diario del año 2015, de una chica llamada Amelia. Me pongo a leer. No entiendo nada. Enfermedades, política, tiempo medido, trabajo. Abro mi corazón para ver si desde ahí puedo comprender las cosas tan extrañas de este libro-diario. Nada… Palabras que desconozco; situaciones y sentimientos que no tengo como referencia en mis genes.
Al final voy a tener que volver a aquel año para entender. Cierro los ojos y me preparo para el viaje. Abro el portal y entro: Madrid 2015. Me encuentro en el mismo súper (al que ellos lo llaman tren), y me llegan vibraciones muy fuertes. Una energía que no conozco, pero que duele mucho. Siento una presión muy fuerte dentro de mi cabeza. Miro a mi alrededor: nadie te saluda, nadie te pregunta “qué tal”. No hablan. Solo miran unas cositas que ellos llaman teléfonos. Miro por la ventana… Veo unos gigantes grises que ellos llaman casas. ¿Dónde está la música, las conversaciones y la luz de mi mundo? ¿Y mis campos? Quiero volver. Necesito la luz de mi mundo. Quiero mi paz…
Abro los ojos y estoy de vuelta a mi mundo. Miro por la ventana… Veo mis campos llenos de flores y el arcoíris que sigue ahí. Absorbo mi paz. La luz invade mi ser. Cojo mi pincel y acabo de pintar. Abro el libro-diario y me encuentro un mensaje escrito en la primera página: “Te espero en la fuente”. Sonrío. Recojo mis pinturas y el libro, y bajo del súper. En 10 pasos llego a la fuente. Ahí está el señor que me dio el libro. Se lo devuelvo. Le regalo mi dibujo y me da un abrazo. Vuelvo a sentirme luz.
El señor me susurra al oído: “tu viaje ha sido tu aprendizaje por hoy”. Luego desaparece. Era mi maestro. En mi mundo hay muchos maestros… y mucha paz.
En mi mundo el tiempo no tiene tiempo.
Sofía T. M.




