¡Qué curiosas son las zanahorias por su multitud de usos! Pero primero, las presentaciones: la zanahoria es una hortaliza rica en agua, fibra, vitaminas e hidratos de carbono. Baja en proteínas y grasa. En definitiva, un alimento muy ligero: tan solo 40 Kcal por 100 g.
Se suelen cocer acompañadas de otras verduras u hortalizas, formando parte de guisos con legumbres, carne, pescado… También se preparan al horno o en cremas.
No es muy común utilizarlas en otro tipo de ámbitos de cocina porque no tenemos costumbre ni lo consideramos como opción. Aquí te doy unas ideas para que la zanahoria sea un alimento de referencia no solo para los guisos.
— Meriendas: ¿has probado una zanahoria cruda alguna vez? Si no lo has hecho, te lo recomiendo. Su dulce natural te llenará la boca de sabor sin necesidad de que sea artificial. Tomarlas en las medias mañanas o en las meriendas es una opción muy saludable, ¡y dulce!
— Saciante: si en algún momento sientes el conocido como “hambre incontrolable”, tranquilo. La zanahoria, al ser crujiente y tener que realizar muchas masticaciones para favorecer la digestión va a proporcionar una saciedad inmediata. No nos olvidemos de su fibra, saciante por naturaleza.
— Para dippear: prueba a partirlas en palitos no muy gruesos y mézclalas con diferentes salsas que haya en la mesa (de garbanzos, de yogur…). Son ideales para las fiestas.
Ya lo sabes, las zanahorias sirven para mucho más. Mi consejo: ¡que siempre estén en la nevera!
Sarai Alonso Segura. Nutricionista