Dicen que había seis ancianos sabios ciegos y que empleaban el sentido del tacto para experimentar y conocer las diferentes situaciones, seres y objetos del mundo. Ninguno de ellos había visto jamás un elefante, y tras saber que su rey tenía uno le solicitaron con respeto poder conocerlo. El monarca quiso concederles su petición y los llevó ante el animal, consintiendo que los ancianos se acercaran y lo palparan.
Los sabios se aproximaron al paquidermo y, por turnos, tocaron al elefante para saber cómo era dicho ser.
Todos tenían parte
de la razón,
pero ninguno la totalidad
El primero le tocó un colmillo, y consideró que el elefante era liso y agudo cual lanza. El segundo sabio se aproximó y tocó la cola del elefante, alegando que en realidad era más bien como una cuerda. El tercero entraría en contacto con la trompa, declarando que el animal se parecía más a una serpiente. El cuarto dijo que los demás debían estar equivocados, ya que tras recorrer la rodilla del elefante llegó a la conclusión de que se trataba de algo semejante a un árbol. El quinto los criticó al tocar la oreja del elefante, valorando que se parecía a un abanico. Por último, el sexto anciano llegó a la conclusión de que en realidad el animal era como una gran pared rugosa, al haber tocado su lomo.
Como no llegaban a un acuerdo, recurrieron a un sabio que podía ver. Éste les hizo comprender que realmente todos ellos tenían parte de la razón, puesto que habían estado describiendo una única parte del conjunto del animal, a la vez que, aun sin equivocarse, ninguno de ellos había podido conocerlo en su totalidad.
Y yo te pregunto: ante un conflicto que estés viviendo ahora, ¿qué realidad ves tú? ¿Qué ve la otra persona?
Beatriz Troyano Díaz
Directora de Remodelatuvida
Socióloga coach personal y profesional
siquieres@remodelatuvida.es
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