Siglo XVI
Es difícil buscar esquemas interpretativos en la evolución demográfica de España, porque hasta el siglo XX fueron épocas de alta mortalidad, natalidad irregular y falta de datos demográficos locales, además del movimiento real de la población, con ausencia de datos migratorios. No obstante, podemos sacar algunas reflexiones y conclusiones con los datos de que disponemos.
A partir de 1400 (con 400 hab.), la población de Villaverde fue aumentando de forma significativa hasta 1587 (época de Felipe II), cuando hay un descenso acusado. El nombramiento de Madrid como capital en 1561 hizo avanzar la actividad económica en Villaverde y aumenta significativamente la población, convirtiéndose en el principal abastecedor de pan, carne, tejas y ladrillos.
Siglo XVII
Este siglo fue un momento de crisis en Europa. Los factores en España fueron el descenso demográfico por el aumento de la mortalidad, que superó a la natalidad por primera vez, el agotamiento económico por las guerras continuas y la emigración a América.
Las causas se debieron a grandes epidemias de peste (1597-1602; 1676-1685) y las guerras constantes, que ocasionaron gran mortalidad entre los jóvenes. Las consecuencias fueron: caída de la producción agrícola, la disminución de la ganadería, la crisis de la industria textil y la devaluación de la moneda. A partir de 1680 se produce una recuperación de la producción y el consumo.
En Villaverde influyeron principalmente las epidemias, las malas cosechas y una alta mortalidad, sobre todo infantil, siendo el resultado una bajada espectacular en todo el siglo y principios del XVIII, pasando de 331 vecinos en 1591 a 165 en 1647 y 86 en 1694. Hacia la mitad del siglo tenía dos pósitos (uno real), tres tiendas, una de venta de tocino, un colmado y una carnicería; una taberna, un mesón y una posada.
Tan acusada fue la crisis económica durante este siglo en Villaverde que el Ayuntamiento, en 1634, decidió roturar el prado Caballos (Tardegrillos) y arrendar para pastos las eras de los Cenazales y el Verninal, socorriendo con el dinero conseguido a los vecinos (Montero de la Cruz, 1891).
A pesar del descenso de la población, no había suficiente agua potable, y la que había estaba contaminada, por lo que el Ayuntamiento, que no tenía dinero, decidió vender la tierra del prado Horcajo y con su importe hacer una fuente al lado del arroyo Malvecino. La fuente, construida en 1652, tenía pilón y dos caños, con aguas que trajeron del término de Leganés.
Siglo XVIII
El descenso de población del siglo XVII se mantuvo, aunque se recupera poco a poco, y a partir de mitad del siglo XVIII va aumentando hasta 1787, cuando pierde 78 habitantes. La evolución fue: 595 hab. en 1751; 574 en 1768, 600 en 1786 y 522 en 1787.
Según el catastro del marqués de la Ensenada, de 1751, había un médico, un cirujano y barbero, un maestro y maestra, un sacristán, un bodeguero, un boticario, un escribano, un albañil, un carretero, un sastre, un herrero, un fabricante de yeso, 80 labradores, 43 jornaleros y dos pastores.
Por el censo de Floridablanca de 1787 sabemos que de los 522 habitantes que tenía el pueblo 281 eran varones y 241 mujeres. Por ocupaciones, había tres curas, dos sacristanes, un escribano, 11 labradores, 52 jornaleros, 4 artesanos y 18 criados.
Don Francisco Antonio Arbeteta, cura párroco de Villaverde, describe en el cuestionario del cardenal Lorenzana, de 1786, el pueblo con las siguientes palabras: “El pueblo carece de todo y, si hubiera grandes patricios y amor nacional, pudiera ser un pueblo rico, por las bellas proporciones para cualquier industria, fábricas de hilados, batanes, alfarerías, plantío de árboles, moreras y cría de gusanos, pero falta celo y patriotismo, motivo por el que se halla el pueblo en la mayor decadencia y miserable constitución, siendo el origen y raíz de tanta pobreza la genial inaplicación de los vecinos naturales”.
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