ALEJANDRO LÓPEZ PAREJO.
La mítica fábrica de Villaverde, situada entre la A-42 y las vías de Cercanías C4 y C5, se postula como uno de los espacios con mayor potencial vertebrador de la zona sur de Madrid, frente a los recientes intentos fallidos de espacios para macroconciertos en la zona
Cuando hace más de cinco años varios estudiantes de arquitectura plantearon el potencial de la fábrica de Aristráin Villaverde (Arcelor Mittal), pocos hasta entonces la habían identificado como una rótula para la zona sur de Madrid. Hoy, integrada en el desarrollo del futuro Bosque Metropolitano en su Borde Sur, y tras diversos papers y estudios académicos, la fábrica se perfila como un espacio que se dirime entre la oportunidad vertebradora para la zona sur y el riesgo de desaparición.
El Colegio Oficial de Arquitectos (COAM) cataloga la fábrica de Aristráin Villaverde (antigua Manufacturas Metálicas Madrileñas y Actual Arcelor Mittal) como “imponente complejo fabril que representa, junto con la antigua fábrica Barreiros, una de las aportaciones más ignotas de Madrid a la arquitectura industrial de los años 50”. Lo hace no solo por su ubicación, que según el propio COAM “está sita en un enclave estratégico de comunicaciones sobre una parcela irregular de más de 100.000 m2”, sino también por las características de sus edificios y estructuras —hoy buena parte de ellas ya derribadas—.
Una de las características más singulares de este complejo era la conjugación de la red ferroviaria en la cadena y tejido productivo de la propia fábrica con, al menos, dos grandes ramales ferroviarios de acceso para la carga y transporte de la producción metalúrgica en convoyes ferroviarios. Esta peculiaridad, dada su ubicación entre un entramado ferroviario y de vías de comunicación de primer nivel, ligada a su ubicación limítrofe con los términos municipales de Leganés, Getafe y Madrid (Villaverde), hace de este antiguo complejo industrial uno de los pedazos de terreno más jugosos y con mayor potencial de la zona.
Así, expertos en el ámbito del urbanismo y la ciudad la señalan como una de las zonas de mayor interés de cara a la renovación y revitalización de la zona sur de Madrid, permitiendo no solo desarrollar grandes espacios de carácter público (zonas verdes o parques), sino también pudiendo llegar a albergar eventos vinculados con la música y la cultura al aire libre, como grandes recintos de eventos y conciertos que no solo den cabida a artistas de ámbito nacional e internacional, afirman desde diversos expertos y urbanistas del grupo de investigación y del colectivo profesional Madrid Borde Sur. Todo ello permitiendo, además, vertebrar nuevos equipamientos y servicios públicos para los vecinos de Villaverde y su entorno.
Junto a esta posible actividad lúdica y de cultura, la conexión de la parcela a norte, como continuación del Parque Plata y Castañar, y a sur, a través del futuro Bosque Metropolitano, permitiría articular un “anillo” verde en torno al sur de Madrid. Algo que tendría que ir “acompañado irrenunciablemente”, afirman desde Madrid Borde Sur, de una mejora de las conexiones peatonales, ciclistas y una más que necesaria mejora de los accesos viarios a Villaverde desde la A-42, dando respuesta a las demandas vecinales de mejora de los accesos desde el oeste del Distrito, y resolviendo su conexión con Leganés y Getafe.
Se trata de una oportunidad para articular la conectividad peatonal, ciclista y la movilidad en general de esta zona, con nuevos espacios verdes, e integrando la actuación de puesta en valor del patrimonio industrial de esta fábrica. Todo ello con el objetivo de mejora de la calidad de vida de los vecinos del ámbito (más de 300.000), y una ocasión única para el desarrollo de la actividad económica vinculada con la cultura en la zona. Así, Aristráin volvería a ser un hito y referente de la producción, en este caso del sector cultural, integrado y articulado mediante una estrategia de conjunto viable, sostenible y que diera respuesta a las necesidades vecinales, frente a los últimos intentos frustrados de creación de grandes espacios de conciertos, que claramente no tenían esa vocación de “interés general”, afirman.
