No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo…
Aprenderás que, con la misma severidad con que juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado…
Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles…
Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma en vez de esperar que alguien te traiga flores.
Entonces y solo entonces sabrás realmente lo que puedes soportar; que eres fuerte y que podrás ir mucho más lejos de lo que pensabas cuando creías que no se podía más.
Es que realmente la vida vale cuando tienes el valor de… ¡enfrentarla!
Como bien nos dice William Shakespeare, la vida es aprendizaje, y es que nuestro cerebro necesita sentir que está vivo. Y desde esa capacidad, el sentir que avanzas y que tienes autonomía y libertad para aprender, equivocarte, disfrutar y realmente vivir tu vida es cuando tu cabeza y tu corazón se alían para que te sientas pleno y feliz, aunque sea con esa transitoriedad que tiene la felicidad, que según sentimos que la tocamos con la punta de los dedos comienza a disolverse.
Y tú, con los años que llevas ya integrados en el cuerpo, ¿qué es lo que sientes que has aprendido? ¿Qué personas han ayudado a ese aprendizaje? No contestes de cualquier manera a éstas preguntas: enfócate en lo bueno, en todo lo bueno que has aprendido y que te ha ayudado a ser la persona que eres ahora mismo.
¿Cuánto valor tienes para tu vida?
Beatriz Troyano Díaz
www.remodelatuvida.es