Muchas son las características que definen a la depresión. Se trata de un desorden emocional que involucra diferentes planos, como son el físico y el conductual. La depresión es también un desorden de la actividad: el organismo entra en un letargo, apatía, como si disminuyera su movimiento y velocidad; haciendo que la persona se repliegue sobre sí misma y, generalmente, consiguiendo que se aísle. En los últimos años se está calificando de “epidemia”, particularmente en las sociedades industrializadas, con mayor estándar de vida y más acceso a las comodidades del mundo moderno; toda una ironía.
Sin embargo, ¿para qué sirve estar triste o deprimido? Emmy Gut, psicoterapeuta, en su libro de 1989 Depresión productiva e improductiva, comenta: “creo que la depresión es un mecanismo normal. Es una forma de adaptación a un problema”. Y nos habla, entre otros casos, de la experiencia de un bioquímico, Albert, que frecuentemente se deprimía cuando una estrategia de investigación que estaba siguiendo no lo conducía a nada. Cuando la desesperanza se desvanecía, él “veía una forma totalmente nueva de atacar el problema o se daba cuenta de que el proyecto era poco realista”.
Pero, ojo, la tristeza es una emoción que nos frena para buscar una estrategia, nuevas soluciones o caminos, en cambio la depresión es ya un estado (estar siempre metidos en dicha tristeza) creando una angustia y un estancamiento cada vez mayor, por lo que permítete estar triste si tu cuerpo te lo pide, sin embargo si ves que la tristeza va a más habla con un profesional.
¡No te quedes metido en ella!
Beatriz Troyano Díaz.
Socióloga Coach Personal y Profesional.