Pedro Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600 en Madrid. Era de familia acreditada, fue el tercero de los seis hijos de Ana María de Henao y Diego Calderón, secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. Fue bautizado en la parroquia de San Martín. Calderón de la Barca es uno de los escritores y autores dramáticos más brillantes del período barroco del Siglo de Oro.
Comentario de Pedro Calderón de la Barca: “En mundo tan singular, que el vivir solo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar”.
Educado en un colegio jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder (1623). Además, escribió La dama duende (1629), Casa con dos puertas, mala es de guardar (1632), No hay burlas con el amor (1637), El príncipe constante (1629), El mágico prodigioso (1637), El médico de su honra (1635) y El alcalde de Zalamea (1640). Entre sus autos sacramentales destaca El gran teatro del mundo (1636). Su obra maestra, La vida es sueño, se estrenó en 1635. Consta de tres actos y mezcla tragedia con comedia.
En su juventud Calderón de la Barca vivió un suceso trágico, que acabó con la vida de un tal Nicolás Velasco, hijo de un criado de Bernardino Fernández de Velasco y Tovar, duque de Frías, del cual se culpó al propio Calderón y a sus hermanos. En otra ocasión Calderón se vio envuelto en una reyerta callejera en la que uno de sus hermanos resultó herido. Se sabe que participó en la campaña para sofocar la rebelión de Cataluña contra la Corona (1640). Fue herido durante el sitio de Lérida. En 1651 se ordenó sacerdote.
Tuvo un gran prestigio en la corte de Felipe IV. El rey le honró otorgándole el hábito de Santiago. Además, fue capellán de la catedral de Toledo y capellán del rey.
Vivió bajo tres reyes: Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Tuvo un hijo natural, Pedro José de la Barca. Calderón jamás dejó de escribir, día y noche. Goethe, el padre del romanticismo alemán, consideraba a Calderón el gran genio del teatro.
Pedro Calderón de la Barca falleció en Madrid el 25 de mayo de 1681. Fue enterrado el 27 de mayo en la iglesia de San Salvador. Los huesos de Calderón de la Barca tampoco han podido reposar demasiado desde su fallecimiento: se han enfrentado a seis entierros, y desentierros. En el año 1936, los restos de Calderón se perdieron para siempre.
La estatua de Calderón de la Barca tiene su sitio en la plaza de Santa Ana de Madrid, frente al Teatro Español. Realizada por el escultor Joan Figueras Vila en mármol blanco. A finales del siglo XX se colocó en la misma plaza, entre la estatua de Calderón y el Teatro Español, la estatua de Federico García Lorca. Además, en el número 61 de la calle Mayor existe una placa con esta inscripción: “Aquí vivió y murió D. Pedro Calderón de la Barca”.
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Vuelan los poemas,
palabras que no se quedan quietas,
no hay ninguna jaula para ellas.
Surgen los versos,
cualquier día,
cualquier segundo,
con el espíritu cansado o ligero.
Amanecen de noche
o con la aurora,
es indiferente.
No les afecta el sueño,
ni la temperatura,
ni lo presente,
ni lo… duradero.
Las horas trascurren lentas,
espacios vacíos en los que nadie repara.
Tras el mostrador, te recibe la misma sonrisa,
las manos ocupadas, con el protocolo pegado a la boca.
El protocolo.
Aún con los cerrojos echados
las respiraciones se entrecortaban por los pasillos;
detrás de las puertas cuerpos en silencio,
desnudos de caricias, sofocados los ojos
en espera de un abrazo que nunca llegó.
El protocolo.
Las mascarillas se ausentaron
porque lo dictaba el protocolo,
las tazas de té con leche caducaron,
se deshicieron las galletas obligadas por el protocolo.
En la calle rumiaba una ambulancia
la falta de puntualidad del paciente treinta y tres…
En el parque se adormecieron las margaritas.
Era marzo, abril, mayo, junio…
todos los meses del año se adormecieron,
se fueron ahogando poco a poco, implacablemente muertos,
como los pacientes detrás de los cerrojos.
¡Aquí no ha pasado nada!
CONCHA MORALES
Madrid, 4 años después de marzo de 2020 y más de 7.000 mayores abandonados a su muerte. Los responsables siguen degustando, a su libre albedrío, paella los domingos y fiestas de guardar.
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Es la segunda vez que entrevisto a esta escritora y vecina de Villaverde, tan querida en nuestro distrito. Miriam García Santamaría sigue emanando esa energía positiva, esa fuerza de voluntad y ese deseo de continuar aprendiendo para hacer cada vez obras de mayor calidad. Y creo que lo está consiguiendo. Lo demuestra la novela que acaba de publicar, con un título muy sugerente: Cuando seamos libres.
Miriam, ¿qué te llevó a escribir enseguida un segundo libro?
Todos los que leían mi primera novela, La verdad de mi segundo nombre, me pedían una continuación. Yo ya albergaba ese deseo mucho antes, aunque debo admitir que con cierta indecisión. Pero, como te digo, fue todo un acierto: la gente quería saber más. Dejé una puerta abierta en mi primer libro a propósito, la cual los lectores identificaron de inmediato.
¿Qué pretendías contar?
La evolución de Belén, la protagonista, quien sufre una transformación radical tras encontrarse inmersa en un mundo nuevo lleno de conspiraciones. También era esencial resolver una historia de atracción intensa entre dos personajes. Quería que se conociera mejor a ese personaje masculino que no deja indiferente a nadie. En definitiva, necesitaba indagar en las profundidades de todos los perfiles que dan vida a mi novela.
¿Habrá una tercera parte?
Sí, la habrá, y una cuarta está asegurada. Ya te puedo adelantar que entrarán en juego muchos personajes con numerosas sorpresas.
¿Puedes contarnos algo del argumento de Cuando seamos libres?
Antes me gustaría aclarar que, aunque mis libros forman parte de una saga, se pueden leer de manera independiente. No es necesario seguir un orden. En La verdad de mi segundo nombre la historia comienza durante una pandemia con un confinamiento forzoso; la protagonista, Belén, se encuentra sola en un lugar desconocido. Allí, alguien le revela un secreto guardado durante décadas y la introduce en un universo lleno de peligros dentro de una sociedad secreta. En Cuando seamos libres el reciente pasado de Belén regresa, poniéndola en una encrucijada en la que el amor se entrelaza con la intriga.
¿Cómo definirías la temática de tus novelas?
Pertenecen al género de la novela negra, actualizadas a nuestros tiempos, llenas de tecnología informática, hackers, espías…
¿Cuándo darás la saga por finalizada?
No sé cuándo acabará: serán los personajes los que decidan su destino. Porque cada vez que estoy escribiendo una novela, y antes de terminarla, ya me viene a la mente la siguiente aventura. Creo que son ellos los que me dominan a mí y se niegan a poner fin a sus historias.
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En mi opinión es para felicitarle al concejal de Villaverde porque desde el primer día se puso a trabajar por nuestro distrito, y lo que quería preguntarle es cuándo remodelará y reasfaltará la calle del Doctor Martín Arévalo, que los adoquines se están saliendo y hay baches, y los adoquines rotos y sin área verde, solo unos árboles que están allí, desde que estuvo Manuela Carmena de alcaldesa y no cumplió su promesa electoral de remodelación…
Agradezco su reconocimiento. Entiendo su preocupación con respecto a la situación de la calle del Doctor Martín Arévalo y comparto su interés en mejorar la infraestructura y el mantenimiento de nuestras calles para el beneficio de todos los vecinos
Tomo nota de su solicitud para instar al equipo de Conservación de Vías Públicas para que puedan evaluar y llevar a cabo las acciones necesarias para remodelar y reasfaltar la calle.
Nuestra vecina Feli Martínez acaba de publicar un bello poemario titulado Nostalgia es el tiempo, que la propia autora define como “el resultado de una etapa donde todo cambia y nada permanece inalterable”. “Reloj que avanza, que no avisa cuando se detiene, que inexorablemente vuelve al punto de partida… O no. Lo que cuenta no es lo importante, pero sí lo necesario”, matiza Feli.
La autora, que confiesa que “cuando empecé a escribir, nunca supe que terminaría enamorándome de la palabra”, lleva desde finales de los años ochenta participando en recitales y certámenes literarios, en los que ha conseguido buenas calificaciones, destacando el premio de poesía en el III Concurso Todos Somos Diferentes, promovido por la Fundación de Derechos Civiles y el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Asimismo, colabora en distintas revistas culturales y literarias, y es la presidenta de AMIFIVI (Asociación de Discapacitados Físicos de Villaverde).
El libro ha sido magníficamente impreso en Reproducción Polo, y puede adquirirse en la Librería Papelería Redondo (Beniferri 71, posterior. Local 27), en San Cristóbal de los Ángeles. Puede asimismo pedirse en sus redes.
