— Disfruta leyendo. Pero que sea una lectura que te motive: un cómic, el periódico, una novela… La relación que establezcas con las tramas va a darle vida a tus neuronas, y si te centras en el análisis de un párrafo, mejor que mejor: todas las vueltas que le des las están alimentando. Si no te gusta leer, recurre a los audiolibros: ¡te sirve exactamente igual!
— Recuerda las canciones de tu vida. Un estudio publicado en Alzheimer Disease and Associated Disorders en Burgos demostró que las canciones de toda la vida pueden ayudar a evocar nuestros recuerdos y seguir manteniendo nuestra mente “conectada”.
— ¡Baila! Según un estudio realizado por el gerontólogo Joe Verghes, publicado en el New England Journal of Medicine, mientras que la realización de crucigramas reduce en un 47% el riesgo de demencia, bailar lo llega a reducir hasta en un 76%.
— Duerme. La memoria se consolida durante el sueño gracias al descanso. Las neuronas del dorsal emparejado medial (DPM) se activan durante la noche y convierten la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo, así que actívate por el día pero descansa por la noche.
— Relájate. Sabemos que un poco de estrés en nuestra vida es bueno, es el que se conoce como “eustrés”, que nos mantiene activos, atentos y bien; pero cuando pasamos cierta línea, este estrés pasa a apoderarse de nuestra vida, denominándose “distrés”. Éste es el que hay que saber gestionar, ya que nos lleva a riesgos cardiovasculares que, de la mano, pueden afectar a nuestro cerebro.
Y por último, no te empeñes en hacer varias cosas a la vez. ¡No satures a tu cerebro!