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La gran ‘familia Mamut’

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Visitamos al Club Deportivo Elemental Mamuts Hockey, auténtica referencia en el deporte de ruedas villaverdino, coincidiendo con su décimo aniversario

Paseo hasta la Instalación Deportiva Básica de Los Rosales, donde entrena el Club Deportivo Elemental Mamuts Hockey, que este año cumple su primera década de historia. Allí encuentro a “la familia Mamut”, como les gusta definirse, descripción que no puede ser más ajustada a la realidad: un montón de chavales y chavalas pasándolo en grande en la pista, con sus papás, mamás, hermanos y hermanas animándoles. Qué ambientazo, y solo son las 16:30…

Me siento con Maytetxu Núñez, secretaria del club, voluntaria durante bastantes años y en la actualidad entrenadora; Teresa Bercedo, voluntaria también durante muchos años, jugadora y ahora asimismo entrenadora; y Sofía de Lucas, socia y orgullosa “mamá de dos Mamuts”. Les pido que me cuenten la historia desde los inicios, que se remontan a 2014, cuando un grupo de papás y mamás buscan “dar salida” al entusiasmo de sus retoños, a los que les encanta el patinaje y necesitan “algo más”, al tiempo que comprueban “cómo sus capacidades psicomotrices se incrementan jugando sobre ruedas”. Como ven que el hockey les llama la atención, montan un club de socios, una entidad sin ánimo de lucro, y, en palabras de Maytetxu, empiezan “a crecer con hockey, sin olvidarnos del patinaje de iniciación. Y así el club ha ido progresando: hemos montado el club de hockey, a la vez hemos seguido con el patinaje, con escuelas en coles y aquí. Y damos también patinaje artístico para todos aquellos chavales a los que les llama la atención. La idea era dar salida a cualquiera que le gustase el patinaje y quisiera hacer algo con esa afición”. Bautizaron al club en honor al elefante cuyos restos se encontraron en Villaverde, mamut en el imaginario popular.

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“Empezamos con seis jugadores —continúa Maytetxu—. Nos involucramos los papás y así de seis fuimos a diez. Ayudábamos todos: nos metíamos en pista a echar una mano para irles enseñando… Uno de los padres había hecho hockey tradicional, pero optamos por el hockey en línea, ya que los niños hacían patinaje en línea. Así que el papá que había hecho hockey tradicional se sacó la licencia de entrenador, detrás fuimos otros y así nos hemos ido formando y llevando el club entre los papás y los chavales, que según van creciendo van haciendo de monitores y al final se sacan también la licencia”. “Otros papás se han sacado el carnet para ser árbitros de mesa, otros para ser delegados… Todo para poder ayudar”, apunta Sofía. “Sí —asiente Teresa—, y tenemos también chavales que han cumplido 18 años, se han sacado la titulación de árbitros y ahora están ejerciendo como tales”.

‘Venimos a divertirnos’

Al principio estaban todos mezclados. “Traíamos niños desde los 4 años hasta los 12 —explica Maytetxu—. Y jugábamos todos juntos. Al tener esa diversidad de edad no nos permitían puntuar en competición, claro. Por supuesto, en aquel entonces nos venían 15, 17, 25 goles”, ríe. Teresa se troncha, y apunta: “Tenemos la maravillosa historia de aquel 24 de noviembre en el que nos marcaron 24 goles…”. “Y nosotros encantados”, asiente sonriendo Sofía. “Lo bonito era que teníamos tan buen rollo que nos decían: ‘¿Pero sabéis que estáis perdiendo?’. Y nosotros: ‘Es que venimos a jugar y a divertirnos’. Porque es la idea: disfrutar del deporte. Seguimos hoy en día manteniendo esa conexión entre los grupos de pequeños y los grupos de mayores, ya que viene muy bien que el mayor pueda echar una mano a enseñar al pequeño para que se den cuenta también de lo que cuesta enseñar”. “Es la familia Mamut”, resume Teresa, y Sofía remata y marca: “Somos manada”.

Teresa continúa la historia: “El segundo año metimos el primer equipo federado, montado con un montón de chavales de un montón de edades. Y ya a partir del segundo fuimos dividiendo poquito a poco. Que de repente teníamos más chavales de más de diez años, pues un equipo separado para ellos y ya éramos dos equipos. Que teníamos los que habían pasado los diez años, ya tenían 14 y eran más mayores, pues equipo para ellos también. Íbamos dividiendo y, según nos venían los chavales de los colegios, los de las clases de patinaje que iban entrando, íbamos separando y ya se les podía montar equipo a equipo en las respectivas categorías. La clave era que en cuanto se viera un grupo que se podía convertir en un equipo como tal, se preparaba y al siguiente año se les montaba como equipo de liga”.

Y así hasta la actualidad: de un solo equipo a los 15 que tienen en la presente temporada; de los seis jugadores de hace diez años a los 298 inscritos en estos momentos. Alucinante progresión en solo una década, en la que el CDE Mamuts Hockey se ha convertido en referencia en el sur de Madrid, y a él acuden chavales de muchos lugares: “de Villaverde, de Getafe, de Coslada, de Móstoles, de Valdemoro, de todo Madrid, de Barajas, de Toledo…”, dice Maytetxu. Y, como apunta Sofía, “Somos un equipo que tiene muchísimas chicas desde el principio. Cuando empezó la mía, yo pensaba que iba a ser casi todo de chicos, pero la mayoría de las que empezaron con mi hija son todas chicas”. Los equipos, como nos explica Maytetxu, “excepto el Júnior, en el resto de categorías de la Federación Madrileña son mixtos. En el Júnior lo exigían para luego hacer selección masculina y femenina, pero en las demás categorías los chicos y las chicas juegan juntos”.

Empiezan los triunfos

Lógicamente el nivel también va subiendo y hay un momento en el que empiezan a ganar y ganar. “Fue el año de la pandemia”, recuerda Maytetxu: “Los prebenjamines lograron el primer puesto, y ese mismo año Juvenil también consiguió un segundo puesto, lo que pasa es que no tuvimos opción a medalla porque, al ser la pandemia, no se dieron los premios. Al año siguiente volvimos a estar otra vez arriba: Micro también se llevó medalla, ya eran Micro y Preben, y Benjamín fueron segundos”. “Se ha ido manteniendo eso de que los micros logren medalla: están dentro del podio todos los años, prácticamente, desde la pandemia. También los juveniles: tercer, cuarto, segundo… Han ido variando”, apunta Teresa. Además de las categorías de la Federación Madrileña, han dado el salto a la Liga Nacional: “El año pasado estuvimos con Juvenil Élite y Júnior Femenino, y este año volvemos con Alevín, Júnior Femenino y Sénior Plata”, enumera Maytetxu.

En todo esto se nota el impulso del grupo inicial, “Porque nuestros juveniles, los chavales con los que empezamos, van subiendo y vamos consiguiendo más hitos. Aunque siempre hemos tenido equipos Sénior, que los mismos papás nos hemos metido a hacer hockey y nos lo pasamos superbién y hacemos unos partidazos… Pero esos chavales son los que han ido ‘apretando’ y consiguiendo muchísimos resultados”, aclara la secretaria del club, que explica la “fórmula secreta”: “Vamos poquito a poco. Yo creo que es fruto de pedir a la gente que se involucre. Porque aquí no es dejar al niño y marcharse: si tú te acercas a la pista, ves que en la grada están los papás comentando y hay ese vínculo. El venir los padres a animar, a ayudar… Aquí se nos han roto las tuberías, se ha inundado la pista y hasta las dos de la mañana los padres aquí limpiando para que a las diez se pudiera jugar. Entonces ese compromiso ayuda a que el club funcione. Aquí el deporte es familiar, y vamos de un lado a otro con nuestros chavales”. Sofía abunda: “Cuando teníamos que ir a un nacional… ¿Cuántos nos metemos en un coche? Y coge la furgo y mete todas las mochilas… ¿Y qué comes? Pues paras en la gasolinera, bocadillos para todos y seguimos”. “Y lo bonito es eso —sigue Maytetxu—. Ha habido exámenes y se ayudan entre ellos: llevan los apuntes en el coche y se lo explica uno a otro en el asiento de atrás”. También entre unas categorías y otras, pues como dice Teresa: “Tenemos los entrenamientos seguidos: ahora entrenan los micro y automáticamente después de ellos vienen los benjamines. Entonces entran a jugar cinco minutitos antes de que termine y ya se conocen entre ellos. Y después llegan los sénior y les van dando abrazos a los niños pequeños o haciéndoles bromas. Y con esta relación, al final todos los Mamuts se quieren muchísimo y se ayudan entre ellos”.

Expectativas

En cuanto a expectativas, la secretaria lo tiene claro: “Nuestra intención es seguir creciendo. Coger cada vez más coles para poder empezar con base, porque muchas veces te vienen chavales sin patinar, lo que te ralentiza el equipo. Entonces el poder empezar a dar patinaje e iniciación a hockey en los coles es la idea que tenemos”. Ahora mismo están en cuatro centros educativos: El Greco, Ausiàs March, Los Rosales y Santa Teresa, y “La idea es ir a más. Los chavales lo están deseando y ya se están formando como entrenadores, con lo cual se puede asumir perfectamente. Y ahora, por ejemplo, el 6 de abril tenemos una jornada de deportes en la calle para mostrar también este deporte. Y aquí, avisando antes, pueden venir sin problema. Les dejamos equipación para que prueben en condiciones seguras y vean si les gusta”.

Les pregunto por necesidades, y también lo tienen claro. Maytetxu: “Baño y vestuario. Porque al fin y al cabo la pista es techada: nos gustaría poder poner alguna cortina para que no nos entre la lluvia, que es un problema, pero lo más urgente es baño y vestuario, porque se cambian aquí, y aparte del frío en pleno invierno, es que las propias características de la equipación no te dejan otra que quedarte en ropa interior, tanto nuestros equipos como los contrarios, expuestos a la mirada del público y de todo el que pase. Y no solo son niños de 6, 7, 8 o 10 años: tenemos niñas de 12, de 16, gente adulta… O sea que eso es fundamental. Y los baños también son necesarios por motivos igualmente evidentes”.

En cuanto al espacio, ahora mismo también se encuentran limitados: “Ya empezamos el año pasado a entrenar juntos diferentes categorías porque no tenemos infraestructura suficiente: las horas son las que son. El horario para dar extraescolares va desde las cuatro y media de la tarde, que es cuando llegan de los colegios, hasta las diez y media de la noche. De hecho hemos alargado hasta las once y nos estamos defendiendo, pero vendría de perlas otro campito anexo”.

Para terminar, mis interlocutoras insisten en otro aspecto que les parece muy importante dentro de la idiosincrasia de Mamuts, y es su conexión con el barrio. Como nos dice su secretaria, “aparte del hockey, el patinaje y demás, el club también hace recogidas de alimentos cuando llega Navidad, campañas por el deporte el Día de la Mujer y en la Semana Europea del Deporte, cuando son las fiestas también participamos, y vamos intentando ayudar en todo lo que se pueda porque nos parece importante el compromiso con el barrio. Esto tanto en Villaverde como en Perales: nos involucramos con las dos zonas, también para que los chavales aprendan que si nosotros queremos que nos den también hay que participar y ayudar. Nos parece un valor importante”.

En la despedida, les propongo que dejen un mensaje para los lectores, y de inmediato Maytetxu lanza: “¡Vente a probar!”. Sofía, de nuevo, remata: “…¡y únete a la gran familia Mamut!”.

CDE Mamuts Hockey

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