¡Ha llegado el momento de dejar ya de lado los complejos físicos o psicológicos fruto de no tener una correcta percepción de ti mismo! Y para ello:
— Quiérete. Acéptate como eres, con tus cualidades y limitaciones; piensa que todo suma y nada resta.
— Deja de compararte. Todos somos únicos y todos tenemos nuestras vivencias y experiencias que nos han llevado a ser quienes somos hoy; ni mejores, ni peores, somos diferentes.
— Saca tu propio estilo. Elige la ropa que te hace sentir bien, que te haga sentir cómodo y seguro; y si todavía no tienes un estilo definido, experimenta, diviértete probando cosas nuevas.
— Dedica un momento del día sólo para ti. Mímate: vamos siempre cubriendo las obligaciones y nos olvidamos de disfrutar de la tranquilidad, de un café, un libro… De vez en cuando date un capricho, ¡te lo mereces!
— Ponte pequeñas metas alcanzables. No hay nada que motive más que conseguir cosas, pero establece las metas con cabeza, sabiendo que son posibles de realizar por ti, ya que en caso contrario bajaría tu autoestima.
— Cuídate. Cuida tu alimentación, haz ejercicio, bebe mucha agua y, de vez en cuando, haz un pequeño cambio en tu aspecto (corte de pelo, ropa, etc.).
— Practica la autocrítica positiva. Esfuérzate por ver todo lo bueno que hay en ti, y si hay algo que no te gusta, primero acepta que existe y busca tranquilamente una estrategia para cambiarlo.
Y sobre todo, que la risa marque tus días: además de reducir el colesterol, oxigenar tu cuerpo y reducir las tensiones musculares, te eliminará el estrés, la ansiedad, y aumentará tu confianza en ti mismo. ¡Ríe mucho!