El IES El Espinillo es una maravillosa caja de sorpresas. Si uno se adentra en sus instalaciones es fácil que se tope con una exposición acerca del Quijote, con trabajos de los alumnos de Plástica o con César López Llera. Que la figura dramatúrgica más destacada que haya dado España en los últimos veinte años imparta clases en el instituto es una coincidencia tan enriquecedora para el barrio como deliciosa para el alumnado.
Centrándonos en su obra, es incomprensible que no haya sido representada con una asiduidad mayor. Los teatros nacionales parecen guarecerse de dramaturgos que aporten elementos diferenciales. Simplemente con contemplar la escena actual, puede apreciarse cómo el resultado de los montajes dista mucho de la esperada excelencia. Los textos de César López Llera vienen avalados por premios destacados: Últimos días de una puta libertaria (Premio Tirso de Molina 2006), Bagdad, ciudad del miedo (Premio Lope de Vega 2009) —el motivo por el que no se ha montado esa obra merecería un libro. Pocas veces ha existido algo tan incomprensible—, La chica de ayer (Premio Internacional de Teatro de Autor, Domingo Pérez Minik, 2006). Estas obras, junto a las magníficas El roble de la memoria o El vespino de Don Quijote, le sitúan como una de las voces más potentes del panorama actual teatral, con una variedad temática deslumbrante, en la que priman unas portentosas acotaciones, muy en la línea de Valle, pero generando aspectos de una actualidad reconocible.
En un no tan alejado 2004 irrumpió con fuerza con Un Chivo en la Corte del botellón (Premio de Teatro Serantes). Aquella primera acotación era magnífica: “Amanecida primaveral en la plaza de Lavapiés de la Corte de los Milagros. La resaca sabatina se pega al paladar y a la pituitaria rebotando con sabores y olores mezclados: alcohol, tabaco, miasmas residuales de orgía: sudor, semen, flujos vaginales, orines, vomitadas y hasta chispazos de sangre mondonguera con los que escandalizar a los madrugadores de los churros y del periódico dominical”. O aquellos personajes que pueblan el texto, como esa pareja de veinteañeros fornicarios: Chivo, Gran Cabrón, Matamujer… ¿Qué maravilla era ésta? Su poética es diferencial, en un panorama altamente angustioso, en el que nada o muy poco se desarrolla en la línea que debería ir. López Llera es una isla cultural, una figura brillante que debe seguir creando. ¿Escribirá sus portentosos textos sobre Quevedo? Escucharle hablar de los Siglos de Oro, de teatro, de escritura, de Cervantes, de Madrid… es uno de los mayores placeres que existe. Hace poco tuvimos la suerte de que nos acompañase en un seminario que imparto sobre Cultura en el siglo XXI y fue la mejor experiencia de todo el curso. Nos ofreció una lección magistral sobre Quevedo que aún colea en nuestros adentros.
Hombre de conversación, de taberna, de paseo… Para mí ha sido un privilegio entrar en su vida. Mientras llegan la biografía de Quevedo o su obra otoñal sobre la gran figura de Don Francisco, sería magnífico poder disfrutar de sus artículos. Conviene mencionar que ha sido galardonado con los premios Eulogio Florentino Sanz de Periodismo Literario con un exquisito texto, El desentierro de Francisco de Quevedo, y el Premio Ciudad de Alcalá de Periodismo “Manuel Azaña”. Un genio en este siglo XXI, un hombre completo, un maestro. Mi admirado maestro.
por Iván Cerdán Bermúdez
@ivancerdanbermudez