Empieza el verano, se acaba el cole… y muchas familias entran en modo “¿y ahora qué hacemos con los niños?”. Es normal; las rutinas cambian, el tiempo libre se multiplica y aparecen muchas dudas: ¿le organizo actividades todos los días? ¿Le dejo más pantalla de lo habitual? ¿Es malo que diga que se aburre?
Como enfermera, madre y como alguien que escucha a diario historias reales de madres, padres y peques, quiero aprovechar el espacio de este mes para hablarte de lo importante que es cuidar su salud en verano, más allá de protegerse del sol o evitar un golpe de calor (ojo, que también lo es).
Aburrirse también es sano
A veces parece que tenemos que tener a los niños ocupados todo el día: campamentos, talleres, juegos… Pero la realidad es que el aburrimiento tiene un gran valor. Cuando no todo está organizado, su mente encuentra formas de crear, imaginar, explorar. Se frustran, sí, pero también desarrollan tolerancia, paciencia y creatividad.
No llenar cada hora del día no es dejadez. Es darles espacio para descubrirse y pensar. El aburrimiento no es un fallo de planificación, es una oportunidad. No hace falta tener siempre un plan.
Pantallas sí, pero con cabeza
Las pantallas en verano pueden parecer el camino fácil: nos permiten trabajar, hacer cosas en casa, tener un ratito de silencio. Pero ojo, porque más tiempo libre no debería traducirse en más horas frente a una pantalla sin control.
El abuso digital en la infancia puede afectar al sueño, al apetito, al movimiento, al estado de ánimo e incluso a su lenguaje en etapas tempranas. ¿Qué hacer entonces? Poner límites claros (sin culpas), elegir bien los contenidos y, sobre todo, acompañar su uso. No es lo mismo ver una peli en familia que navegar solos en YouTube durante horas.
Mi consejo: establece tiempos y normas (por ejemplo, después de comer y no antes de dormir), y combina su uso con otras actividades que les gusten.
Rutinas suaves, pero rutinas
El verano es para descansar, claro. Pero mantener una cierta organización y rutina “relativa” es también una forma de cuidar su bienestar. Dormir bien, comer fresco y variado, hidratarse a menudo y moverse al menos un poco cada día puede parecer simple… pero marca una gran diferencia.
No hace falta irse de vacaciones a ningún sitio. Con una pelota, una bici, una caja de pinturas y un poco de imaginación, puedes ofrecer momentos de calidad sin salir del barrio.
Mensaje importante para ti como padre/madre
¡No te agobies intentando crear un verano perfecto! No necesitan estímulos constantes, ni estar entretenidos todo el tiempo, ni tener las mejores vacaciones del mundo. Necesitan adultos disponibles, que les escuchen, les acompañen, les pongan límites y también les dejen aburrirse.
Tú también mereces descansar, soltar exigencias y permitirte hacerlo lo mejor posible, que no siempre es hacer más.
Y tú, ¿cómo vas a vivir el verano este año?



