En esta época estival, cuando los calores aprietan y hacen nada llevaderas las calurosas noches, vamos a hablar de sueño, insomnio y consejos para tratar de conciliar y descansar durante las horas nocturnas.
¿Cuántas horas debemos dormir al día?
En líneas generales, los niños en edad escolar hasta los 13 años deberían dormir entre 9 y 11 horas. Algo por el estilo se recomienda en el caso de nuestros adolescentes, con una media de 8–10 horas, evitando en la medida de lo posible aparatos y dispositivos electrónicos que puedan interferir e interrumpir el período de descanso nocturno.
Un adulto entre 18 y 65 años necesitará un rango entre 7 y 9 horas al día de sueño reparador, mientras que en las personas más mayores debería rondar las 7 u 8 horas, que sería lo más saludable para ellos, aunque bien es cierto que su calidad y continuidad del sueño se ve reducida, lo que hace totalmente necesario ser más exquisito con sus horarios y rutinas diarias, tratando de agrupar de forma organizada los períodos de sueño y descanso.
Entre los más pequeñajos de la casa destacamos los recién nacidos, que deberían dormir entre 14 y 17 horas diarias, pudiéndose considerar aceptables en torno a las 11–13 horas de sueño. Según van creciendo y cumpliendo meses van reduciendo paulatinamente sus períodos de descanso y sueño, situándose los bebés entre 4 y 12 meses en intervalos de 11 a 15 horas, y los peques hasta 2 años no deberían dormir menos de 9 horas.
¿Cómo podemos conseguir una buena rutina de sueño?
Siguiendo estos consejos seguro que consigues mejorar tu patrón de sueño y descanso:
— Establecer una rutina de sueño resulta primordial, tratando de acostarse y levantarse todos los días a la misma hora.
— Procura un ambiente cómodo, tranquilo y oscuro para favorecer la conciliación del sueño.
— Hacer ejercicio durante el día ayuda a poder dormir, pero ojo: no en horas cercanas a irse a dormir, porque la estimulación y descarga de adrenalina hará que estemos más activos y desvelados, dificultando el poderse quedar dormido.
— Es mejor no usar aparatos electrónicos entre una y media hora antes de irse a la cama, así como tenerlos cerca o en el propio dormitorio, pues podrían interferir en nuestro sueño y descanso nocturno.
— Trata de meditar, leer un libro o hacer alguna actividad relajante que favorezca el descanso.
— La nicotina, el alcohol u otras bebidas estimulantes y energéticas como la cafeína hacen que nos activemos en exceso, así que mejor evitarlas antes de irnos a la cama.
— Habitación bien ventilada y ropa de cama limpia y suave harán más agradable y confortable el momento de meterse en la cama.
Y recuerda: tener unos hábitos saludables hará que te sientas vital y lleno de energía para afrontar el día a día.
TAMARA JIMÉNEZ CARO
Enfermera escolar y especialista de Pediatría
@tuenfermerainquieta