Todos los años, a principios del mes de julio y al anochecer, muchos vecinos se concentran pendientes de un árbol, en la plaza de Ágata, en pleno centro de Villaverde. Quieren ser testigos de un acontecimiento muy especial: la primera salida del nido, un hueco de árbol, de los pollos del autillo europeo (Otus scops), el búho más pequeño de España.
Gracias a él, en Villaverde se creó una corriente de sensibilización ambiental, traducida ahora en un grupo vecinal de ciencia ciudadana, que colabora en el conocimiento de la biodiversidad del Distrito. Hace años cayó un pollo volantón que fue salvado, recuperado y liberado gracias a la movilización popular, y desde entonces se hace un seguimiento y vigilancia, por parte de los vecinos, desde que llegan los adultos hasta que se emancipan los jóvenes nacidos en el mes de julio. Su supervivencia está asegurada.
El autillo es el rey del camuflaje y es difícil de localizar cuando permanece, de día, quieto y pegado al tronco del árbol, debido a sus colores crípticos, diseño del plumaje y por sus “orejas” que rompen la silueta. Al anochecer se vuelve más activo, volando para cazar insectos y pequeños vertebrados o comunicándose con otros congéneres mediante un sonido “tiuuu” aflautado, repetido cada dos segundos.
Nuestros autillos villaverdinos, en agosto, se desplazan al sur, incluso llegan a África, y nos dejan a muchos huérfanos de disfrutar, hasta la primavera siguiente, de sus evoluciones, juegos, vuelos y presencia. ¡Hasta marzo, colegas!
RAÚL MARTÍNEZ