Continúo pensando que Villaverde ha de convertirse en un barrio referencial en lo que a cultura se refiere. El tema es que quizá ciertos dirigentes tienen otras prioridades. Menos mal que resisten las asociaciones vecinales realizando iniciativas, y aunque las mismas puedan estar ninguneadas por la Junta, se llevan a cabo pese a los horarios programados o a la nula difusión. Este problema ya es una costumbre y no hay que aceptarla como tal.
Llevo intentando organizar ciclos de cine y encuentros literarios desde hace mucho tiempo, pero siempre he obtenido el silencio por respuesta. Ni siquiera me han indicado si no era el lugar correcto para dirigirme. ¿Por qué no quieren que vengan al barrio Garci, Marta Sanz, David Uclés, Luis Alberto de Cuenca, Raquel Lanseros, Javier Rebollo Fernando R. Lafuente o Eduardo Torres Dulce? Es el silencio el que reina tras mis reiteraciones.
Por eso mismo no sorprende que el propio Steven Spielberg viniese a Villaverde y nadie le diese una mínima repercusión. Lo que son las casualidades, de eso no hay quién entienda el funcionamiento. Nuestro cortometraje rodado en Villaverde Bajo Los mamarrachos ha tenido un recorrido simpático por tierras mexicanas y ha estado seleccionado en diferentes festivales. Esto es una grandísima noticia. Es un corto grabado con vecinos, en Villaverde Bajo y en unas horas de un sábado que amaneció nublado. En esas estábamos cuando recibí una llamada, que pensaba era broma, de la oficina de Steven Spielberg. Estaba convencido de que alguno que hablaba bien en inglés me la estaba jugando, ya lo habían conseguido otras veces. Me mostré muy entusiasta, incluso a modo de juego comenté que estaba muy liado pero sonó esa extraña voz, la pronunciación de las eses y el tono algo aflautado o eso me pareció. Era él, Steven. Me puse nervioso. Me habló del corto, lo elogió y me preguntó cuál era el plató en el que habíamos filmado. Le expliqué que era el Mesón La Gamba en Villaverde Bajo. Rodar en espacios naturales es algo, me comentó, que casi siempre le había traído problemas. Venía a Madrid para promocionar una película que había producido y quería conocer esa zona.
¿Dónde vas? Pues he quedado con Spielberg. Claro que sí, campeón. ¿Quién lo iba a creer? Quedamos debajo de mi casa, algo insólito, lo sé, pero allí estaba con dos de su “agencia” española. Estuvimos hablando y fue muy agradable. Vestía muy normal, con zapatillas, gorra y una especie de chaqueta antigua pero hogareña. Estuvimos en el Mesón La Gamba, que ya no era el mismo, y claro, nadie le reconoció. Hablamos de su adaptación de West Side Story y le comenté que la misma podría haberse rodado en Villaverde porque no me gustó ese aroma a estudio. Pasamos a la panadería y le obsequié con una tarta mágica. Paseamos y hablamos de Tiburón, le expliqué el motivo por el que para mí era un western y le pregunté la razón por la que eliminó cierta tensión sexual que hay en la novela.
Se interesó por el barrio y nuestra actividad. Le comenté que no recibíamos apenas ayudas y que, bueno, del tema de distribución nos ocupábamos nosotros. Puse un ejemplo de esa no implicación cultural al comentar que él venía y que no me habían creído, por lo que no habían hecho nada. Estuvimos en tres bares y en ninguno se le reconoció; eso sí, uno de los parroquianos se dirigió a mi llamándome Spielberg y que para cuándo la siguiente película. Steven se reía.
Villaverde tiene potencial para ser ese barrio referencial en lo que a cultura se refiere. ¿Por qué no nos permiten hacerlo? Eso no lo sabremos. Si fuese una cuestión monetaria, podría comprenderlo, pero no es el caso: muchos de estos creadores se han ofrecido a venir sin cobrar nada, simplemente por implicación en un proyecto vecinal. Ojalá esto cambie y se permita realizar estas actividades culturales. Steven se marchó diciendo que estaríamos en contacto y que quería adaptar una historia de un chaval en un barrio obrero. Quedó en mandarme el guion para ver si creía que podría tener localizaciones. Lo último que supe es que el proyecto se había aplazado pero que no estaba muerto. Te esperamos, Steven.