Ahora que la mayoría hemos vuelto de vacaciones y nos acercamos al final del año, a todos nos entra la prisa por aumentar nuestras ventas y mejorar nuestro negocio. Una opción muy simple, pero muy recomendable, es preguntar a nuestros clientes.
A principios del siglo XX, Henry Ford ofrecía su Ford T únicamente en color negro, porque este color era el más barato y el que más rápido se secaba. En sus memorias escribió la mítica frase: “Un cliente puede tener el color de coche que desee, siempre que sea negro”. El Ford T se convirtió en un auténtico superventas de la época, gracias a la reducción de costes y a una inmensa campaña publicitaria.
Sin embargo, desde entonces ha pasado más de un siglo. La competencia es voraz en, prácticamente, todos los sectores. Los consumidores estamos expuestos a constantes estímulos que nos invitan a comprar. Ahora, la clave del éxito no está en la estandarización, sino en la personalización.
¿Y qué mejor manera de personalizar un producto que preguntando a tus propios clientes? Gracias a las nuevas tecnologías, es tremendamente sencillo obtener una respuesta a cualquier cuestión que planteemos. Un ejemplo de esto es la campaña que SEAT lanzó el año pasado: toda una campaña para que fueran los usuarios quienes pusieran nombre al nuevo modelo, que acabó siendo “Tarraco”.
Como ves, tampoco hay por qué poner en manos de los consumidores decisiones estratégicas, pero sí demostrarles que su opinión cuenta. El resultado quizá no sea el que habríamos elegido a priori, pero habrá una mayor identificación con la marca y, por tanto, mayor fidelización y ventas.
¿Y tú, qué preguntarías a tus clientes?
Mª Cruz Sánchez @MKparaTodos