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La Unidad Distrital de Colaboración vuelve a Villaverde

La Unidad Distrital de Colaboración

La Unidad Distrital de Colaboración de Villaverde (UDC), gestionada por la Fundación Iniciativas Sur, vuelve a estar presente en Villaverde, apoyando la mejora del entorno urbano, el medio ambiente y la movilidad, y mejorando la empleabilidad de las vecinas y vecinos del Distrito que la componen. Es un proyecto del Área Delegada de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana (Área de Gobierno de Vicealcaldía) del Ayuntamiento de Madrid.

Hasta agosto de 2022 continuaremos con diversas acciones que sean de interés para los barrios, en el ámbito de la subvención concedida, y que hayan sido previamente consensuadas con la Junta Municipal. Continuamos así nuestra presencia activa en el Distrito, no solo a través de la oferta formativa que como centro de formación para el empleo venimos impartiendo en el sur de Madrid desde 1990, sino también como entidad que de forma muy activa, especialmente desde 2017, viene colaborando con los agentes sociales para mejorar la convivencia y las zonas más degradadas de Villaverde.

Nuevamente nos ponemos a vuestra disposición para que nos hagáis llegar vuestras propuestas para que las valoremos y podamos gestionar los permisos oportunos, o bien para participar en las actividades y las campañas de apoyo y sensibilización que venimos realizando en el Distrito y que abarcan diferentes ámbitos.

Campañas de concienciación y sensibilización: “Conoce tu jardín”, “Acierta con la orgánica” y la correcta gestión de residuos urbanos, “Recogida de desechos caninos”, “Contra la publicidad de prostitución” en la vía pública, “Mejora tu entorno”, replicado de la experiencia de “Compostaje comunitario en barrios de Villaverde”, “Huertos urbanos comunitarios y escolares y de centros municipales”, “Esto va a mayores”, puesta en valor del Distrito en positivo, actividades de carácter educativo y cultural en el Distrito, actividades de carácter deportivo.

Entre otros y como ejemplo, durante el curso pasado hemos estado colaborando asimismo en dar apoyo: al comercio de proximidad con la campaña “Todo está en Madrid”; difusión de los Espacios de Igualdad Dulce Chacón y Clara Campoamor; Agencia de Empleo; dando a conocer la figura y obra de Emilia Pardo Bazán en su centenario; colaborando con las actividades y carpas del CMSc; difundiendo la campaña “Madrid es Deporte”, “Villaverde Entrena” y diversidad de actividades e iniciativas de colectivos, asociaciones y proyectos del Distrito.

Quedamos a vuestra disposición para cualquier otra propuesta, duda o consulta que consideréis. Un cordial saludo.

LUIS FERNÁNDEZ (COORDINADOR UDC VILLAVERDE)

Periódico Distrito Villaverde, nº 299. Octubre 2021

Villaverde Alto, Villaverde Bajo, Ciudad de los Ángeles, Los Rosales, Butarque y San Cristóbal de los Ángeles

 

Siguen las movilizaciones en defensa de la ATENCIÓN PRIMARIA EN VILLAVERDE

La Unidad Distrital de Colaboración vuelve a Villaverde

Representantes municipales aseguran que NO SE AUTORIZARÁ EL CREMATORIO

Tres años de Madrid Borde Sur

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Impulso a la regeneración urbana de las Colonias San Nicolás – Arechavaleta

El Plan SURES invierte casi 16 millones en 20 nuevas actuaciones de reequilibrio territorial

Nuevo curso, viejos problemas

ECyS fomenta la reinserción laboral de los mayores de 45 años con
el programa ‘Reinvéntate+45’

Farmacia El Espinillo, contra el cáncer de mama

Asociaciones alertan sobre poblado chabolista de droga

LA BIBLIOTECA MARÍA MOLINER cumple 20 años y tiene un proyecto

Y nuestras secciones: Tu vez y tu voz, Cultura, Colaboraciones, Secciones y Deportes.

CARTAS PARA UNA EXPOSICIÓN

CARTA A CAMILLE CLAUDEL

Querida María:

Me cuentas en tu carta que estás trabajando en tu nuevo proyecto sobre “MUJERES” y entre ellas Camille Claudel. Ahora, al releerla más reposadamente, saboreando los párrafos, he recordado una vieja historia que hace algunos años un amigo ya ausente me contó y pude comprobar por mí mismo.

Él era el dueño de una librería de viejo y, de vez en cuando, algún heredero de la biblioteca de un amante de los libros le ofrecía todo el lote por un precio fijo; en esos casos no catalogaba los libros con anterioridad. En una de estas contadas ocasiones, al revisar los libros para clasificarlos y ver si había algún ejemplar único o si merecía la pena restaurar alguno de ellos para venderlo después a mejor precio, apareció un pequeño lote que incluía libros de clásicos franceses, tratados de medicina y un legajo de papeles mezclados con informes médicos del Hospital de Montdevergues. Cuál no sería su sorpresa cuando entre todos los papelotes, se deslizó hasta el suelo un pequeño sobre color crema y bordes amarillentos que iba dirigido a la señorita Camille Claudel y cuyo remitente era indescifrable, porque alguna mancha de dudoso origen había borrado la tinta casi por completo. El sobre contenía una carta en francés manuscrita en letra bastante legible, aunque se podía observar que algunos párrafos se habían escrito de forma apresurada, como si por timidez el escribiente hubiera querido pasar rápidamente por encima de ellos. Yo apenas sabía seis palabras en ese idioma, pero mi amigo lo dominaba a la perfección y, viendo mi interés, me hizo una traducción escrita que, como estoy seguro de que te interesará, te transcribo íntegramente a continuación.

Mi querida Srta. Camille, después de muchas pesquisas y sinsabores, y gracias a algunos amigos bien situados, he conseguido saber su dirección, que, para mi sorpresa, se halla en un sanatorio alejado de toda civilización. No comprendo cómo una artista de su categoría esté recluida a la fuerza por su familia y no sabría decir si por algún tipo de influencia del Sr. Rodin, pues la envidia es muy mala y daña mucho a las personas. Y es que cada vez que visito una exposición o galería y veo las obras del Sr. Rodin, usted me perdonará por lo que voy a decir, veo su voz, sus manos, su arte en todas ellas, incluso en las obras de muchos otros artistas, discípulos o afines a él. Mirándolas puedo entender toda la información que he obtenido de sus vecinos en mis investigaciones; por ellos sé que fue usted sacada de su estudio del muelle Bourbon poco menos que a la fuerza por un par de energúmenos e introducida en un coche y llevada primero al sanatorio, o más bien casa de locos, de Ville-Evrard y más tarde trasladada al lugar donde le remito esta misiva. Y Srta. Camille, antes de que usted se canse de leer, por ignorancia mía o por aburrimiento suyo, y porque no debo dejar para la última línea lo que debía ya haberle dicho en la primera, quiero que sepa que soy un rendido admirador, adorador más bien, de usted y de su arte, y que amo todo lo que es usted con la desesperación con la que sólo pueden amar los que no esperan ser correspondidos. Yo era un joven estudiante de arte cuando supe de usted por primera vez; fue en una visita programada de mis clases de arte, nos llevaron al taller del Sr. Rodin; usted había subido a una especie de plataforma y estaba esculpiendo y dando forma a la que después sería una de sus más bellas esculturas, SAKUNTALA; yo no podía dejar de mirar embobado su trabajo y mis compañeros se reían de mí e intentaban convencerme para que les explicara qué había visto yo en aquella muchacha; ellos no veían lo mismo que yo, no veían aquella luz cegadora que irradiaba su persona, una luz que sólo el espíritu artista ve y que, por no sé qué hechizo mágico o qué caprichoso destino, pude ver yo transfigurándola en aquel taller, iluminando su pasión, su generosa entrega, su derroche de fantasía mientras creaba. Me quedé observando hipnotizado desde un rinconcito cómo barría con sus ojos, sus dedos y sus instrumentos la figura que estaba moldeando; sus brazos orquestaban movimientos de ballet y sus manos acunaban durante unos instantes mágicos la herramienta, que aparecía y desaparecía cambiada por otra en un instante apenas percibido fugazmente; sus ojos, en aparente reposo, escrutaban la obra relampagueando vivisimos y probaba con una minuciosidad extrema e incansable a hacer cosas imposibles sobre la figura; si Rodin le decía cualquier cosa, usted le miraba absorta y volvía a sumergirse en un baño de mediciones, recortes y lances de herramienta y seguía, seguía probando, cambiaba de sitio, subida a la escalera, en el aire mismo, levitando; manejaba con tanta maestría y soltura sus herramientas, el trazo perfecto, el encuadre visual de la pieza, que, en un determinado momento, aquel molde tosco al principio adquirió proporciones asombrosas dentro de mi retina.

           Desde ese mismo momento me enamoré como un loco de usted y de todo lo que representaba como mujer: decidida, valiente, directa, independiente, libre… Libre, bien caro se lo ha hecho pagar su familia en esta época en que vivimos, con la que no puedo estar más en desacuerdo, tan llena de convenciones y prejuicios, opresora del talento femenino, en la que los hombres mediocres pueden aprovecharse impunemente de la genialidad y del trabajo de una mujer.

           Perdone que me exprese con tanta franqueza Srta. Camille, pero ha de saber usted que aquel día pude darme cuenta de las miradas maliciosas, de pura envidia y de lascivia, que le lanzaba su maestro, el Sr. Rodin, que tanto daño le ha hecho y le sigue haciendo hoy porque, incluso encerrada como está, estoy seguro de ello, tiene miedo de que un día digan que fue usted mejor que él; y puede que ese miedo le haya envalentonado, como ocurre con muchos hombres cobardes, para quitarle sus pertenencias más queridas, porque ¿dónde están sus cuadernos, sus bocetos y todo lo que usted poseía en su pequeño taller del muelle Bourbon?

           Nunca he comprendido la ferocidad de su familia, sobre todo de su madre y de su hermano Paul, responsables de su injusto internamiento, creo que sólo su pobre padre, ya muerto, comprendió realmente su vida, la vida de una creadora que vive y es maravillosa.

           Perdone que no pueda impedirme a mí mismo derramar alguna lágrima, aunque hago todo lo posible por no manchar el papel de esta carta que tanto deseo hacer llegar a sus manos con el propósito de que le procure algún bien, porque tener a una persona de su talla y lucidez encerrada entre locos, seguramente en condiciones deplorables, privada de libertad y de la libertad de crear, me parece de una gran mezquindad. Quisiera que al menos esta pequeña misiva de un joven y rendido admirador suyo, apasionado y enamorado de su obra, que ha terminado ya su carrera de Arte, le aportara una pequeña esperanza.

           Srta. Camille voy a poner todo mi empeño en obtener permiso para ir a visitarla y proporcionarle un poco de alegría, si su familia da su consentimiento y usted tuviera a bien recibirme. Y seré, quiero ser, más atrevido aún, voy a solicitar cuidar de usted; tengo una humilde casita en el campo, a las afueras de París, donde podría usted gozar de total libertad para trabajar o descansar, según le convenga; removeré cielo y tierra, hablaré con su madre y con su hermano Paul, les daré toda clase de garantías de que estará usted magníficamente atendida, sin temor de ninguna clase y de que será visitada por el médico que ellos mismos elijan.

           ¡Dios mío, Srta. Camille!, si mi ansiado deseo de ir a verla fuera un hecho realizable, no sé si podría controlarme, pero no se asuste que nada malo pienso en relación a usted. Sólo en un roce involuntario, como en un descuido, me gustaría cogerle la mano y nunca, nunca soltarla ya; no dejaría su mano libre ni para comer ni para dormir ni tampoco para repasar los libros; en invierno le daría calor y en verano la ahuecaría sin soltarla para que no transpirase y pudiera tomar aire, y así siempre, siempre, siempre, esa mano sería parte suya y parte mía y estaría siempre conmigo; y cuando estuviera seguro de que usted no querría soltarla, plantaría en ella mi corazón, su mano pasaría a ser parte de mi pálpito y mi sangre la recorrería besándola toda, su piel áspera, sus dedos, sin prisas, despacio, el tiempo detenido pidiendo silencio; y de su mano mi sangre iría hasta su oído para susurrar dulcemente algo bello, sin el nervio destructor que reclama el talento del artista, con la voz espigada y desmigada, anhelante del arte que antaño usted creaba; y usted asentiría con los ojos y mi sangre subiría hasta sus labios, con su sabor a tierra húmeda, a arena de mar, a zarza seca, a pan recién horneado en el corazón, sangre que no desea, sangre que se derrama y que se entrega.

           Quiero decirle que quiero sentir esto sólo si usted consiente y lo desea, y nada me agradaría más en este mundo que usted me retuviera y no me dejara marchar, que pudiéramos escapar juntos sin movernos; dormir tras aquel seto del patio del sanatorio, ahí mismo, sin tocarnos, o al otro lado del muro sin querer saber lo que hay tras él, y ver el amanecer juntos, ateridos, aturdidos, pero juntos, mi corazón rojo bombeando mi sangre con su sangre.

           Le diría todo eso y más, porque Srta. Camille, usted no está loca, el loco soy yo…

Y hasta aquí, querida María, la traducción de esta insólita carta. Al final de sus últimas palabras, en la parte inferior, en blanco, se ven pequeñas huellas, ya amarillentas, que, puestos a soñar, bien pudieran ser lágrimas. Lo que no hay forma de saber es si esta carta llegó a ser entregada a su destinataria, la maravillosa escultora Camille Claudel.

Esperando que esta historia haya podido servirte de alguna pequeña ayuda, se despide de ti con un beso, Felipe Iglesias Serrano.

·NOTAS SOBRE CAMILLE CLAUDEL Y SU ÉPOCA·

Cuando Camille llegó a  París en 1881, las mujeres tenían prohibido estudiar en la Academia de Bellas Artes, no fueron admitidas en los talleres hasta 1900 y hasta 1903 no se les permitió participar en el Premio de Roma, fundamental para desarrollar una carrera creativa.

“Tras apoderarse de mi obra realizada a lo largo de toda mi vida, me obligan a cumplir los años de prisión que tanto merecían ellos…” Estas palabras fueron escritas por Camille Claudel al cumplirse el séptimo año de lo que ella misma calificaba como “penitencia”, su internamiento en un manicomio.

Lo que desconocía entonces es que el final de sus días, 23 años después, la encontraría en el mismo lugar, el sanatorio mental de Montdevergues, y del mismo modo, encerrada.

Se me reprocha, ¡oh crimen espantoso!, haber vivido sola, escribe Camille en 1917.

Por Felipe Iglesias Serrano

¡Cómo apetecen los helados en verano!

En Sarai Alonso Nutricionistas hemos creado una receta para hacer helados en casa de forma fácil, rápida, saludable… y están riquísimos. Los pasos son los siguientes:

1. Congela fruta, pelada y cortada: puede ser plátano, frutos rojos, melón, mango… cualquier fruta que se te ocurra. Lo más importante es que lo peles y trocees previamente, porque una vez congelado será imposible hacerlo.

2. Añade yogur natural: el yogur le va a aportar la cremosidad característica de los helados. Puede ser de soja (vegano), de leche desnatada o no, proteico… dependiendo de tu alimentación diaria. 

3. Tritúralo: utiliza una trituradora eléctrica y en menos de dos minutos estará listo.

4. Incorpora tu ingrediente personal: frutos secos triturados o enteros, pasas, coco rallado, virutas de chocolate, aroma de vainilla…

5. Sírvelo: en una tarrina o en un cucurucho. ¡Nadie sabrá que es casero!

La cantidad de yogur depende de la fruta que hayas utilizado. Si ésta es más cremosa (plátano o mango), necesitarás menos yogur; y si es más acuosa (sandía) más yogur. La proporción aproximada para una ración es un plátano y medio yogur natural. Te recomendamos que vayas incorporando el yogur poco a poco hasta que consigas la textura de helado que a ti más te gusta.

Como puedes ver, son helados naturales y con menos kilocalorías que los comprados en supermercados. Pero esto no significa que al ser así ya pueda “permitirme” cinco helados de este tipo al día. Tampoco significa que no podamos comer de otros helados. Si te apetece uno no casero en un momento puntual, rodeada de amigos o viendo el atardecer en la playa, ¡tómatelo y disfrútalo! Prohibirte alimentos nunca es el camino correcto. En el equilibrio está el éxito de tu salud emocional y nutricional.

Sarai AlonsoNutricionista – Dietista
www.saraialonso.com

El colesterol ‘bueno’ y ‘malo’. Preguntas y respuestas

El colesterol ‘bueno’ y ‘malo’.

La hipercolesterolemia es la enfermedad que consiste en tener unos niveles altos de colesterol en sangre. Esto significa que el nivel de ácidos grasos está más elevado y principalmente hay más riesgo de presentar alguna enfermedad cardiovascular (angina, infarto), cerebrovascular (ictus), enfermedades endocrinas o metabólicas (diabetes).

¿Qué es el colesterol? El colesterol es una molécula que forma parte necesaria de la estructura de las células de nuestro cuerpo. Participan en el transporte de los ácidos grasos en la sangre.

¿Hay colesterol bueno y malo? Hay dos tipos de colesterol que son distintos, y ambos se pueden medir en análisis de sangre. Se diferencian porque el LDL (“malo”) transporta las grasas a los tejidos donde se almacena, mientras que el HDL (“bueno”) recoge el exceso de colesterol que se acumula en los tejidos y lo lleva al hígado, donde se metaboliza y se elimina. Por norma general, se intenta bajar el LDL y subir el HDL, por eso a veces se les llama así.

En el último análisis me han detectado que tengo alto el colesterol. ¿Qué tengo que hacer? Si es la primera vez que esto ocurre, normalmente suele hacerse hincapié en la dieta: evitar los fritos, rebozados, natas y grasas (porque es donde suele haber más contenido de colesterol) para evitarlo. En general, el colesterol está presente en todo alimento procedente de fuente animal (carne, pescado, huevos, queso), y no presente en vegetales. La leche es mejor tomarla desnatada. También se aconseja salir a andar o hacer ejercicio. Se suele repetir el análisis para ver si son efectivas las medidas tomadas o si el médico manda tomar una pastilla para rebajarlo.

Me han dicho que los huevos tienen mucho colesterol y que no los debería ni probar porque tengo el colesterol alto. ¿Es eso cierto? Los huevos tienen gran cantidad de colesterol, aunque se pueden tomar razonablemente, no más de uno al día. Los huevos no son malos, pero también hay que cuidar el resto de la alimentación: no es efectivo si una persona no come huevos pero todos los días se fríe para desayunar unas tortitas con beicon y después se toma un batido de chocolate con nata.

Por mucha dieta que hago no consigo bajar el colesterol. ¿Por qué? La dieta es la principal herramienta cuando empezamos a tratar el problema, pero cuando no hay respuesta y los niveles son muy altos, se sigue con tratamiento. Hay que tener en cuenta que hay un componente genético, y algunas personas que se alimentan correctamente siguen teniendo niveles disparados que hacen necesitar tratamiento con medicación.

Dr. Ángel Luis Laguna Carrero, Especialidad Medicina Familiar y Comunitaria, Máster Medicina de Urgencias y Emergencias, Experto Universitario en Nutrición y Dietética

Cinco aplicaciones para controlar tus tareas diarias

Cinco aplicaciones para controlar tus tareas diarias

Hoy en día y gracias a nuestros móviles no es necesario andar con papelitos y listas de las cosas que tenemos que hacer. Para ello disponemos de un sinfín de aplicaciones que nos pueden resolver y organizar nuestros quehaceres diarios y así no olvidar nada. Y eso sirve tanto para nuestra vida personal como para la profesional.

Vamos a ver solo cinco de esas aplicaciones, elegidas por su sencillez de uso, su facilidad de conseguirlas y su potencia al poder sincronizarse con otras aplicaciones, y tienen versiones para escritorio, web y dispositivos móviles.

Google Tasks: como no podía ser de otra manera, Google dispone de una aplicación específica para gestionar nuestras tareas. Es sencilla de usar y su potencia estriba en la sincronización con el calendario o Gmail.

Microsoft To Do: el gigante Microsoft no podía quedarse atrás, y en su entorno de aplicaciones dispone de una concreta para esa gestión de tareas. Como en Google, al estar incluida en un entorno de numerosas aplicaciones puede sincronizarse con ellas, aprovechando la potencia del conjunto.

Todoist: dejando las grandes compañías tecnológicas, pasamos a aplicaciones específicas independientes, pero con una gran potencia y facilidad de uso. Funcionan con el sistema freemium (es decir, que su uso básico es gratuito para siempre, pero si queremos más prestaciones deberemos realizar algún tipo de pago y pasar a premium). Esta aplicación está considerada una de las mejores en su género. Puede sincronizarse, por ejemplo, con el calendario de Google, con lo cual lo que escribamos en ella aparecerá también en dicho calendario.

Evernote: Una de las aplicaciones de productividad más veteranas y mejores para controlar y gestionar nuestra información. Se estructura en libretas y notas para organizarla. Recientemente ha incorporado un sistema completo de gestión de tareas que hace aún más potente la aplicación. También permite sincronizarse con otras herramientas digitales.

Trello: Otra aplicación veterana utilizada mucho en la gestión de proyectos de equipos. Su llamativa interfaz la hace muy intuitiva y fácil de usar, incluso en modo individual. Además, se sincroniza con otras aplicaciones aumentando así su potencial. Podemos gestionar nuestras tareas de forma muy sencilla con un arrastrar y soltar.

Como he comentado al principio, existen numerosas aplicaciones para gestionar nuestras tareas: lo importante es saber que existen y que nos pueden facilitar la vida mucho, y aprovechar más nuestros dispositivos móviles.

CARLOS GÓMEZ CACHO – Tecnólogo

www.gestoriatecnologica.es

Ante la vuelta de vacaciones: serenidad

serenidad

Ya sabes que nuestra salud física y mental va a depender de nuestro estado anímico, y esta vuelta de unas vacaciones tan deseadas y ganadas con esfuerzo puede conseguir desestabilizarnos. Por eso es tan importante en este momento de reincorporación a nuestras rutinas encontrar el equilibrio emocional.

La neurociencia nos demuestra diariamente cómo unos hábitos perjudiciales refuerzan las emociones de ansiedad y depresión, en cambio unos hábitos saludables ayudan a nuestra serenidad y positivismo.

Para ello, para que consigas recuperar o instaurar unos hábitos que te ayuden a la temida vuelta de vacaciones, te invito a que sigas estas tres claves:

1. En la vuelta a la rutina establece tiempo para ti (y no te lo saltes), haz que ese tiempo sea sagrado y dedícalo a lo que sabes que te carga las pilas: ejercicio, cocinar, leer o simplemente no hacer nada. Y no te agobies con cuánto tiene que ser: aunque sean cinco minutos a la semana, lo más importante para ti y para tu autoestima es que lo cumplas, que cumplas con tu palabra contigo mismo.

2. Sigue conectado con la naturaleza. De alguna forma continúa con nuestra conexión más básica y natural, que no todo haya desaparecido en vacaciones y volvamos al duro cemento. Tumbarte en un parque, hacer una ruta, abrazar un árbol, comprar flores… Da igual el detalle, lo importante es que siga estando la naturaleza presente.

3. Si no lo tienes ya, comienza un diario de gratitud en el que apuntar al terminar el día tres cosas por las que dar las gracias a la vida. Es inigualable la energía de bienestar y serenidad que este ejercicio trae a nuestras vidas.

Te deseo una fabulosa vuelta
con mucha, mucha, mucha serenidad en tu vida.

Directora de Remodelatuvida
Socióloga coach personal y profesional
siquieres@remodelatuvida.es
www.remodelatuvida.es

Alquilar un vehículo en periodo vacacional

ALQUILER VEHÍCULOS

Es recomendable comprobar las condiciones del automóvil antes de realizar la contratación

A la hora de alquilar un vehículo en periodo vacacional, FACUA Madrid recuerda a los usuarios que dicho vehículo de alquiler debe tener como mínimo el seguro de responsabilidad civil por daños que resulten obligatorios conforme a la legislación vigente.

Asimismo, si al ir a recoger el coche el modelo seleccionado no se encuentra disponible, tal eventualidad supone el incumplimiento de las condiciones del contrato celebrado, permitiendo o bien la entrega de otro vehículo de características similares a la del automóvil arrendado o la resolución del contrato, restituyendo con ellos los importes abonados, así como la indemnización por todos los daños y perjuicios que de tal circunstancia hubieran podido derivarse.

Del mismo modo, si al ir a entregarlo la empresa acusa al usuario de haberlo abollado, el establecimiento tendrá que probar que ha sido él quien ha causado el daño referido sobre el automóvil. Aun así, desde la asociación instan a los consumidores a revisar el vehículo tanto en el momento del alquiler como en el de la entrega, para poder verificar cualquier daño que pudiera presentar y evitar que intenten con ello imputarle ningún tipo de cargo y/o responsabilidad.

En cuanto a las garantías en la contratación, es habitual que las compañías de alquiler pidan el número de tarjeta de crédito para hacer frente a cualquier problema que pueda surgir, aunque el hecho de entregar la tarjeta no presupone que el establecimiento pueda hacer ningún gasto autorizado.

Por último, FACUA Madrid aconseja que todo trámite tenga constancia por escrito, ya que en el caso de disconformidad el usuario puede solicitar una hoja de reclamaciones en el establecimiento y aportar la documentación recopilada.

FACUA MADRID

Salvemos la empatía

UNHCR-DAKhan

Este verano nos hemos visto abrumados por las perturbadoras imágenes que nos llegaban de Afganistán: aviones que despegan entre multitudes que, aterradas, ocupan las pistas de aterrizaje del aeropuerto de Kabul; madres desesperadas que entregan a sus bebés a los militares de Estados Unidos a los pies de un muro de hormigón; periodistas que a duras penas pueden informar desde las calles ocupadas por armados talibanes. ¿Quiénes de vosotros cambiasteis de canal o apagasteis la televisión?

Es en esos momentos cuando nos asaltan pensamientos escondidos bajo capas y capas de indiferencia, apatía, ignorancia. ¿Qué se yo de Afganistán? ¿Por qué debería preocuparme por un país que no conozco? ¿Por qué deberíamos acoger a refugiados que vienen de tan lejos y que no saben nada de nuestra lengua y nuestra cultura?

Vivimos nuestra vida de forma tan frenética, preocupándonos tan solo de nuestras circunstancias más próximas, que nos cuesta empatizar con las personas que viven fuera de ese círculo. Lo que debería ser una emoción innata del ser humano se convierte, poco a poco, en un trabajoso ejercicio de consciencia plena hacia la realidad del otro. Algo que debe ejercitarse, como un hábito para sentirnos en el deshumanizante entorno tecnológico en el que estamos inmersos.

Yo no conozco Afganistán, un país que escapa de ese espacio familiar que es para mí Oriente Próximo. Pero me duele Afganistán, como Siria o Líbano. Y es que todos tenemos lazos que nos unen a las tragedias ajenas, lo que ocurre es que no todos podemos verlas. Para empatizar hay que desprenderse del aislamiento, del miedo, ir hacia el fuego en vez de huir de él, unirse a los que intentan sofocarlo.

Los afganos, dicen los periodistas españoles que han estado acompañándolos durante sus travesías por Europa, han sido compañeros refugiados de los sirios estos últimos años. Se montaban juntos en los botes, se daban la mano para subirse en los trenes, compartían comida y tiendas de campaña. Y sin embargo, eran los sirios los que recibían la ayuda, aunque fuese escasa, de las autoridades europeas porque Siria por entonces estaba de moda mientras que nadie quería saber nada de Afganistán. Y ahora ocurre lo mismo, pero al contrario. Y es que la poca empatía que tenemos es además selectiva dependiendo de qué país salga en las portadas de los periódicos.

Por suerte, muchos periodistas que conservaban estrechas relaciones con traductores, fixers y ciudadanos afganos se han movilizado para sacarlos del país de forma segura. Entre ellos, el periodista Antonio Pampliega, que en su Twitter explicaba que era su forma de agradecer que, una vez, otros se movilizaron para liberarlo de su secuestro.

¿Cómo podemos sensibilizarnos ante esta nueva tragedia? Si lo que quieres es entender antes de actuar, hay un porrón de novelas sobre Afganistán. A lo mejor ya has oído hablar de Cometas en el cielo o Mil soles espléndidos, del escritor afgano Khaled Hosseini. O los ensayos de reputados periodistas españoles como Mònica Bernabé y su Afganistán: crónica de una ficción, a la que también puedes seguir en Twitter.

Investiga, después, qué cosas puedes hacer tú para ayudar. Hay varias organizaciones dedicadas a dar respuesta humanitaria a los refugiados o ayudar económicamente a Rukhsana Media, un medio de comunicación independiente formado por un grupo de reporteras afganas que dan voz a las historias de las mujeres de su país mientras se estrecha el cerco de los talibanes contra ellas. Salvemos nuestra empatía, que agoniza junto a esas otras tragedias que nos parecen tan lejanas. Perderla será nuestra íntima tragedia.

LAILA MUHARRAM

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Mi viejo amigo

Jávea_desde_el_Montgó

Ya a finales del verano, me encontraba caminando por las calles de Jávea, concretamente por el club náutico, cuando alguien me llamó por mi nombre. Me sorprendió semejante hecho, puesto que era la primera vez que pisaba aquel lugar. Me giré con prudencia y ante mí vi un rostro iluminado por una enorme sonrisa; no pude por menos que corresponder con otra de iguales proporciones y además acompañada de una sincera felicidad. Ante mí tenía a alguien que hacía dos décadas que no veía, pero a pesar de ello le reconocí de inmediato, al igual que él a mí.

—¡César, amigo mío! —Exclamé con estupor a la vez que le envolvía con un profundo abrazo.

Fue tan grande la amistad que tuvimos en su momento, que nos recordamos el uno al otro como si en lugar de veinte años hubieran pasado tan solo veinte minutos. Los dos estábamos de vacaciones y cada uno íbamos a realizar una actividad diferente cuando nos encontramos: yo iba camino del Montgó para intentar alcanzar su cima, y él se dirigía a realizar una inmersión cerca del cabo de San Antonio, de modo que nos citamos al día siguiente para charlar sobre nuestras vidas y contarnos peripecias que nos habían acaecido durante estos últimos años, amén por supuesto de rememorar viejos tiempos y pasar un buen rato con un amigo del alma.

César tuvo la brillante idea de que pasáramos el día en una embarcación. Él me dijo que se encargaría de todo, incluso de realizar un arroz negro en una cala poco transitada que conocía por la zona. Aunque me sorprendió su propuesta, puesto que nunca había sido muy dado al dispendio, acepté encantado: confiaba plenamente en él, posiblemente más que en nadie en esta tierra, tal era la veneración que sentía por mi amigo, a la vez que mentor en el Gran Oriente, la logia masónica a la que pertenecí durante muchos años y de la cual César llegó a ser Gran Maestre.

No pude coronar el Montgó porque la noche se me echó encima. Por la mañana había quedado con César a las nueve; a esa hora nos dirigimos hacia donde tenía amarrada la embarcación, concretamente un coqueto yate con bastantes metros de eslora. Nada más hacernos a la mar le comenté que pagaríamos a medias el alquiler, y me dijo que no era necesario, puesto que era suya en propiedad. Progresivamente nos fuimos alejando de la costa. A cada instante que pasaba iba descubriendo nuevos signos de opulencia en mi venerable amigo: en la muñeca portaba un Rolex de oro; pescamos con cañas guiadas electrónicamente y con geolocalizador, con las que sin apenas nociones de pesca pude hacerme con un atún de dimensiones considerables. Al barco no le faltaba de nada: estaba decorado de auténtico lujo. Me sentía en la gloria mientras mi amigo me detallaba sin ningún ánimo de ostentación las propiedades que poseía en Menorca, Andorra, San Sebastián, Niza o Mónaco. César siempre fue un anfitrión increíble; me explicó que desde que abandonó la masonería no había hecho ningún amigo de verdad, sin embargo había amasado una fortuna. Él abandonó la logia del Gran Oriente antes que yo, al considerar que había perdido tanto su pureza como sus valores espirituales. Yo tardé un par de años más en darme cuenta de aquello, y ostentando el grado de Compañero también abandoné la masonería. Salí como había entrado: “siendo un hombre libre y de buenas costumbres”, que son las dos únicas cualidades que se exige al entrar a formar parte de la logia. Le pregunté a César como había amasado tanta riqueza y sin tapujos me lo fue explicando: pertenecía a una organización ecológica especializada en cambio climático que se encargaba de blanquear dinero, repartir comisiones ilegales y entregar sobornos. Me comentó que aquel negocio era un verdadero maná: trataban directamente con entidades gubernamentales de diferentes Gobiernos, quienes metían la mano en la caja pública extrayendo miles de millones de euros sin tener que explicar a dónde iban y sin tener que mostrar resultado alguno: bastaba con comprar medios de comunicación que se encargaban de lobotomizar a la población asustándoles con desastres medioambientales apocalípticos.

DAVID MATEO CANO