Está en Villaverde, en La Nave, y se llama Ayúdame3D
En el último LN Meeting en La Nave me llamó la atención uno de los proyectos allí alojados, de tipo solidario, que realizaba unas estupendas prótesis de brazos y se las proporcionaba a quien las necesitara. Ya me habían hablado antes de ellos, y me pareció un reportaje excelente, así que allá fui una mañana del mes pasado a conocerles mejor. Ayúdame3D, según definición de Guillermo Martínez, director y fundador, “es una entidad social que se dedica a utilizar la tecnología para ayudar a colectivos vulnerables o personas con discapacidad. Realizamos sobre todo Trésdesis, que son nuestras prótesis impresas en 3D: hemos creado el primer brazo para gente sin codo, y lo proporcionamos de manera gratuita a cualquier persona que lo necesite”. Comenzaron su andadura en 2017, y a día de hoy ya están en 55 países y entregan cada año unos 350 brazos. Asimismo, llevan a cabo multitud de actividades con colegios, con empresas y en sus entornos y colectivos para divulgar la tecnología social y el valor de que la tecnología siempre debe ser un medio para ayudar a los demás.
Todo empezó con la afición de Guillermo por trastear con la impresión 3D. Tras aprender y hacerse sus “juguetes”, se da cuenta de que puede ser también una buena herramienta para “buscar soluciones a problemas que existen”. Conoce un proyecto llamado “Enable the future”, que ayuda en América a niños que han nacido sin dedos, y ve que puede hacer algo parecido. Por aquella época “se cruza en mi camino un viaje a Kenia, al orfanato Bamba, en el valle del Rift, y decido llevar esto, pero cuando pregunto me dicen que allí no necesitan dedos, sino brazos completos”. Acepta el reto y lo consigue: todo funciona bien y cinco personas de allí son ayudadas. A su vuelta a España se dice que eso tiene que ser para cualquier persona que lo necesite, y se pone en marcha con otros amigos: “Empezamos con un bote online como un proyecto pequeñito, luego generamos la ONG como tal, y ahí iniciamos tanto esa parte como la de colaboración con empresas y colegios”.
Dos ‘patas’
Nos acompaña asimismo Laura Martín, directora de comunicación y también cofundadora. Tanto Guille como Laura son “de barrio” (Aluche y Arganzuela, respectivamente), sensibilidad que ha influido en el enfoque del proyecto. Laura lo explica: “Para nosotros fue primero la ayuda antes que cualquier otra cosa. Nunca nos habíamos planteado crear un modelo de negocio, pero cuando comenzamos nos dimos cuenta de que hay una opción que es emprender para ayudar, y funciona. Al final Ayúdame3D es la mezcla de estas dos patas, ONG y proyecto empresarial. Tenemos esa parte de ONG más tradicional a través de donaciones, socios, etc., pero para hacer sostenible el proyecto y que estas ayudas sean para todas las personas que lo soliciten está esta parte de modelo de negocio, con dos actividades económicas, en empresas y en centros escolares. En empresas hacemos patrocinios, voluntariados corporativos, merchandising solidario… Muchas empresas se declaran ‘comprometidas’, y qué mejor que demostrarlo financiando este tipo de ayudas que no existirían de otra forma. Ten en cuenta que en Ayúdame3D hacemos cosas únicas, por ejemplo un brazo para una persona que lo necesita para agarrar el arnés de perro guía. Nadie va a hacer eso porque no es rentable, y ése es el problema. Para nosotros la salud tiene que ser accesible, gratuita, un derecho, así que combinamos esas dos partes para conseguirlo”
“Con los colegios tenemos programas educativos de pago —continúa Guillermo—, pero también tenemos programas de impacto social más cortitos en los cuales proporcionamos por ejemplo al colegio 100 muñecos Helpi, nuestra mascota solidaria, y ellos se dedican a hacer un mercadillo, a venderlos, y con eso apadrinan a una persona que necesita un brazo. Además les damos una charla de emprendimiento social e impacto social para agradecerles lo que han hecho, y al final han ayudado a una persona con nombre y apellidos”. Laura asiente: “Sí, es muy importante plantar esa semilla en niños y niñas: si ya desde peque te vas planteando que hay una forma diferente de hacer las cosas, pues mejor que mejor”.
Y es que tras las Trésdesis hay toda una reflexión más profunda sobre el uso de la tecnología. Como explica Laura, “también nuestro objetivo final es hacer la tecnología accesible para todo el mundo, ya no solo creando ayudas para personas con discapacidad, sino cualquier tipo de ayuda que se pueda proporcionar porque la tecnología lo permite, y no solo aquí. Eso es lo que estamos trabajando cuando montamos pequeños laboratorios con tecnología puntera de impresión en 3D en diferentes puntos del mundo. Por ejemplo, el que tenemos en Kabarnet (Kenia), en medio del valle del Rift, está ayudando a todos los habitantes de la zona con problemas que puede solucionar la impresión 3D. Sin ir más lejos, en la pandemia desde allí se estaban llevando máscaras protectoras a zonas muy recónditas que no hubieran tenido ninguna ayuda. Fíjate lo que esto supone en cuanto a transformación y empoderamiento tecnológico, porque no es justo que en esos territorios no exista esta tecnología o no se pueda tener acceso a ella”. Guille abunda en esta idea: “Claro, la impresión 3D lo que ha dado es esa facilidad de poder tener desde tu casa una forma de crear y producir, y eso nos permite tener un laboratorio en Kenia y que yo en un segundo le pueda pasar un diseño específico a mi persona allí para crear ese dispositivo que necesita una persona local, y así no tener que viajar 27 horas para entregarle un brazo o mandarlo por avión”.
En La Nave
Ayúdame3D llega a La Nave en 2019. “Llevaba dos años haciendo esto en mi tiempo libre —evoca Guillermo—, y ya aquel año dejé el trabajo buscando desarrollar más el proyecto. Entonces me contactan desde La Nave, que han visto que encaja en sus parámetros, y empiezo aquí en la torre, en una pequeña mesa, yo solo. Fue un gusto, porque desconectar de tu casa ayuda mucho a desarrollar un proyecto, y también la comunidad, la gente de otras startups, pues sus vivencias son muy interesantes y al final te vas nutriendo de todas las complicaciones y los resultados buenos de cada uno. La pandemia fue un bajón, pero cuando volvimos nos facilitaron un espacio más grande para tener las 25 impresoras con que contamos ahora mismo. Esto también nos facilitó crecer, porque aquí te explican y te asesoran convenientemente, entonces estar aquí, tener ese espacio y esa ayuda ha beneficiado un montón al proyecto”. En cuanto a plantilla, de una persona para todo, Guillermo (había más fundadores de la ONG, pero ello no implicaba trabajar en el proyecto), han pasado en la actualidad a siete: dos en marketing y comunicación, cuatro en ingeniería biomédica y desarrollo de producto y una en búsqueda de proyectos, contacto institucional y relaciones.
Cualquier persona de cualquier parte del mundo puede escribir a Ayúdame3D y solicitar un dispositivo, tanto para ellos como para su familia o conocidos que lo necesiten, a través de un formulario en la web. “Es supersencillo —explica Guillermo—, y después nosotros nos ponemos en contacto para preguntarle tres o cuatro cosas más, y a partir de ahí se empieza a fabricar el dispositivo personalizado. Se entrega de manera gratuita, y vamos para colocarlo, explicarlo y ayudarles en los primeros pasos. Además colaboramos con entidades sociales de muchos sitios, de España y de fuera, para buscar a más personas que a lo mejor no tienen acceso a las redes o a la prensa para conocernos. Así que aprovechamos para hacer un llamamiento a entidades que estén en contacto con personas con discapacidad o que necesiten este tipo de dispositivos para que cuenten con nosotros, porque estaremos encantados de ayudar”.
Laura y Guillermo me explican también que ahora mismo están en plena campaña de captación de socios: desde 3€ al mes puedes colaborar con Ayúdame 3D en la creación de un laboratorio en Gambia para que niños y niñas de un colegio de la zona de Basori aprendan a imprimir y diseñar en 3D, se vayan autogestionando y después enseñen a otros para fabricar brazos a nivel local, no solo en Gambia sino también para países de alrededor. “Además de que ser socio también ayuda a que podamos desarrollar más dispositivos y sigamos creciendo y ayudando. Estamos ya con modelos muy innovadores, prototipando dispositivos electrónicos, también piernas, desarrollando la parte de innovación en casos muy específicos… Eso es lo que nos gusta: cada vez poder quitar más cosas del Excel de ‘No poder hacer’ y pasarlas al de ‘Lo estamos haciendo’, algo que en 2018 no podía decir”, concluye Guillermo.
Laura no quiere terminar sin mencionar que cuentan con “una red de personas expertas en impresión 3D, Helpers3D, que desde sus casas están apoyando este proyecto. Tenemos un volumen de pedidos ya muy amplio, y con el equipo que somos no podríamos ayudar a tantas personas sin esta red. Entonces tenemos a estos expertos y expertas por toda España, son más de cien, y cuando llega un pedido de un brazo nos organizamos con diferentes personas que desde sus casas nos ayudan imprimiendo. Sin ellas no podríamos llegar ni a la mitad de gente”, reconoce agradecida.
Mis dos interlocutores, en diferentes momentos de nuestra conversación, me han proporcionado un excelente resumen. Como dice Laura, es importante que se sepa que desde Villaverde se está realizando investigación y desarrollo que tienen como fruto una innovación que ayuda a muchas personas. Guille me da un titular genial: “Podemos decir que en Villaverde está la primera granja de impresión 3D social del mundo. O sea: desde el contenedor 1 de La Nave están saliendo ayudas que en la vida han existido y que se están mandando a todas partes. Eso a nosotros nos parece muy bonito y nos enorgullece”. Y a mí con ellos, y supongo que a ustedes también.
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