No moverse perjudica no solo la salud física, sino también la mental. Investigaciones recientes demuestran que la falta de ejercicio y la inactividad continua consiguen que las personas asuman menos responsabilidades, estén menos abiertas a nuevas experiencias y sean menos amables; o sea que no moverse no solo engorda: ¡además nos hace más gruñones!
¿Has notado en alguna ocasión que cuanto menos ejercicio haces estás de peor humor? Pues la ciencia te lo explica de una forma muy sencilla, y es que estamos hechos para el movimiento y, de hecho, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el sedentarismo es el cuarto factor de mortalidad mundial.
A nivel cerebral, no moverse deteriora las fibras nerviosas. Además el sedentarismo provoca cansancio (sí: cuanto menos te mueves, más cansado estás). Pero en cambio el ejercicio físico nos ayuda a liberar endorfinas (las hormonas de la relajación y la felicidad). De hecho, algunos estudios apuntan a que el ejercicio físico nos ayuda a aliviar la depresión.
¿Y cómo podemos plantearle una guerra al sedentarismo? Aquí te propongo algunas ideas:
— Cada dos horas levántate de la silla y estírate.
— Vete al último rincón de la oficina con cualquier excusa: ve a por agua, al baño, sube o baja alguna escalera…
Céntrate en cumplirlo, ya que es muy importante que se oxigene tu cuerpo y tus articulaciones.
También es bueno que tu tiempo de ocio esté relacionado con algo que implique movimiento: bailar, pasear, realizar rutas, etc. Y si te cuesta, ¡busca un cómplice! Alguien a quien también le guste pasear, y así os animaréis mutuamente.
Así que ya sabes: mantén activo tu cerebro… ¡moviendo tu cuerpo!
Beatriz Troyano Díaz. Coach personal y profesional. Directora de Remodelatuvida