ORLANDO RODRIGO ÁLVAREZ.
Desde hace un tiempo llevo pensando de una manera que me ayuda a reconciliarme con todas las opiniones y con quienes las sostienen, lo cual hace que no me importe si es acertada o no, ya que ello es baladí al lado del hecho de que me infunde paz. Básica y muy reducidamente dice así: todos los sucesos dramáticos dan sabor y color a la vida. Es decir, que sin ellos la vida sería perfecta y con ello aburrida. No estoy proponiendo que vivamos siempre en el drama, sino que éste, junto a los sucesos perfectos, dan el claro y oscuro de la obra de arte que se llama vida. Es el contraste entre bien y mal, feo o bello, inteligencia y torpeza, etc., lo que vivifica nuestras conversaciones y espolea nuestra mente.
Y ahora un caso práctico: en mi localidad se corren toros mansos por un circuito urbano hasta llevarlos a la plaza de lidia. No es un encierro, sino una conducción que revive una época en la que los caballistas acompañaban a los toros de lidia hasta los corrales del coso taurino. Pues bien, el suceso da para varias opiniones: a) los caballistas están satisfechos porque el hecho de que varios astados se escaparan del recorrido dio tensión y diversión. b) Fue un desastre porque la fuga de los astados puso en peligro la integridad física de algún voluntario de Protección Civil, e incluso de algunos vecinos que al oír el sonido de los cencerros se refugiaron a tiempo en sus casas. c) la que expresa mi filosofía: a y b discuten sobre sus puntos de vista y eso es lo que resulta verdaderamente nutritivo y divertido.
Las posturas a y b pertenecen a quienes viven en la situación y c a quien vive en el testigo o espectador desapegado. El espectador contempla el espectáculo e integra los contrarios en una unidad armoniosa, la cual le confiere equilibrio y paz. El espectador, por lo tanto, observa el mundo como una colosal obra de teatro en la cual la lucha de contrarios es lo que confiere interés a la obra. El espectador sabe que, aun poniéndose en favor de los buenos de la película, los malos son tan necesarios como aquellos para que haya drama y por lo tanto película. Sírvame esto para decir que el drama de la vida está al servicio del crecimiento de la conciencia y de la humanidad.