Cuando escuchamos “adicción”, lo primero que nos viene a la mente son sustancias como el alcohol, el tabaco o las drogas. Sin embargo, hay otras formas de dependencia igualmente dañinas que tienen que ver con comportamientos del día a día que, al descontrolarse, pueden afectar nuestra salud física, mental y social.
La adicción es una enfermedad que consiste en la búsqueda y uso compulsivo de algo, ya sea una sustancia o un comportamiento, a pesar de las consecuencias negativas que pueda provocar. En el caso de las adicciones que no sean con sustancias, como las compras compulsivas, el uso excesivo de redes sociales o el juego, el patrón de conducta genera una sensación de placer o alivio momentáneo, pero a largo plazo puede resultar perjudicial.
Tipos de adicciones
1. A sustancias:
- Alcohol: su abuso puede provocar dependencia, daños hepáticos y trastornos psicológicos.
- Tabaco: principal causa de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
- Drogas ilegales o medicamentos: desde cannabis hasta opioides o benzodiacepinas, su consumo crónico está muy normalizado entre la población general, pero es un problema real.
2. Comportamentales:
En este grupo se encuentran dependencias que no implican una sustancia, pero que activan los mismos circuitos cerebrales relacionados con el placer. Algunos ejemplos son:
- Tecnología: el uso excesivo de redes sociales, videojuegos o el teléfono móvil puede generar aislamiento social y ansiedad.
- Juego patológico: ludopatía, afecta la estabilidad económica y emocional de las personas y sus familias.
- Compras compulsivas: provocan problemas económicos y sentimientos de culpa.
- Trabajo excesivo: puede parecer productivo, pero conlleva agotamiento físico y mental.
Las adicciones, independientemente de su naturaleza, causan efectos negativos en nuestra salud:
- Física: problemas de sueño, trastornos alimentarios, sedentarismo o complicaciones cardiovasculares.
- Psicológica: ansiedad, depresión, irritabilidad y dependencia emocional.
- Social: ruptura de relaciones familiares, conflictos laborales y aislamiento social.
Señales de alarma
Pensar constantemente en la actividad o sustancia, intentar reducir su uso o consumo sin éxito, sentir ansiedad o malestar cuando no se tiene acceso, negar el problema frente a los demás, descuidar responsabilidades personales o laborales por priorizar la conducta adictiva.
¿Cómo prevenimos y tratamos?
1. Prevenir desde la educación. Hablar abiertamente sobre los riesgos de las adicciones, fomentando el autocuidado y las relaciones saludables.
2. Buscar ayuda profesional. Psicólogos, psiquiatras y grupos de apoyo especializados pueden ser clave para superar una adicción.
3. Promover hábitos saludables. Practicar ejercicio físico, realizar actividades creativas y fomentar relaciones sociales puede ayudar a reducir el riesgo de caer en comportamientos adictivos.
4. Establecer límites. Ser conscientes de cuánto tiempo dedicamos a actividades como el uso del móvil o las redes sociales.
Reconocer que las adicciones van más allá de las sustancias nos hace reflexionar sobre cómo vivimos y gestionamos nuestro día a día. La clave está en el autoconocimiento y buscar ayuda sin temor a ser juzgados. Nadie está exento de caer en una adicción, pero con información y ayuda es posible prevenirlas o superarlas.