Cuántas veces oigo por la calle “¡mira cómo está eso de basura!”, miro hacia donde señalan y lo que veo son hojas de los árboles que han caído al suelo. Me quedo siempre sorprendida, porque para mí el concepto de basura es otro: plástico, papel, latas, botellas, ropa, pañales… Bueno, todo tipo de restos humanos que la gente continúa tirando a la calle, al espacio de todos, en vez de en su casa, o en una papelera o en un contenedor de reciclaje. ¡Mira que hay sitios para tirar la basura!
Pero las hojas de los árboles… es otra cosa. Es la señal del cambio de las estaciones, es un manto mullido sobre el que andar, es una capa multicolor en el suelo gris de las aceras y el beige de la tierra seca. Pero son algo más: son el futuro alimento de los propios árboles si les dieran tiempo a deshacerse y volver a la tierra. Las hojas necesitan un tiempo para descomponerse, pero cuando parece que van a empezar a hacerlo in situ, vienen con esas ruidosas metralletas de aire a amontonarlas, meterlas en sacos negros y llevarlas a otro sitio. Claro, al final los árboles sin alimento se van debilitando, y bueno, ya sabemos el final de la historia…
Elva Franco