La meningitis consiste en una infección causada en el sistema nervioso central, debido a microorganismos (bacterias, virus) que llegan a atravesar distintas barreras y tejidos en nuestro cuerpo, hasta alcanzar el interior de nuestro sistema nervioso; el cual está formado por el cerebro, cerebelo, el tronco del encéfalo y la médula espinal. Todo este sistema se constituye dentro del cráneo y de los conductos por donde circulan las raíces nerviosas entre las vértebras, la médula espinal; y todo el resto de orificios y trayectos que quedan rellenos por líquido cefalorraquídeo, que es un tipo de líquido que forma parte de nuestro sistema nervioso. El nombre de meningitis viene relacionado por un proceso inflamatorio en las meninges, que son un tipo especial de láminas que están justo por debajo del hueso del cráneo para recubrir nuestro cerebro.
En condiciones normales, nuestro cerebro está separado del resto de órganos por un sistema de barreras bastante sofisticado. Sin embargo, en algunas ocasiones puede migrar una bacteria o virus, procedentes de otra región de nuestro cuerpo, generalmente desde el sistema respiratorio (en la mayoría de ocasiones), y atravesar varios tejidos, a veces por pequeños orificios, y llegar hasta el sistema nervioso provocando una infección generalizada cuya repercusión puede alcanzar a ser muy grave.
En algunos casos de enfermedades crónicas, y por la toma de algunos medicamentos, el sistema inmune de nuestro cuerpo puede ser menos competente, y esto puede influir en que las barreras defensivas de nuestros órganos no funcionen adecuadamente y las bacterias o virus puedan migrar para acabar desencadenando una infección más importante.
El diagnóstico lo orientamos por la presentación brusca y repentina en muy corto espacio de tiempo de los síntomas (fiebre y desorientación, alucinaciones visuales, agitación psicomotriz, alteraciones conductuales) en una persona previamente sana, y para su confirmación es necesario realizar una punción lumbar (consiste en pinchar el espacio entre dos vértebras lumbares para extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo y analizarlo para demostrar la presencia o no de bacterias y virus). El tratamiento va dirigido con antibióticos o antivirales según la situación clínica y decisión del médico. En algunos casos el pronóstico puede ser malo, y cuanto antes se detecte podremos tener un rendimiento más favorable. La vacuna de la meningitis introducida en las últimas décadas en nuestro calendario ha hecho posible que la incidencia de esta enfermedad se haya reducido drásticamente.
Dr. Ángel Luis Laguna Carrero, Especialidad Medicina Familiar y Comunitaria,
Máster Medicina de Urgencias y Emergencias, Experto Universitario en Nutrición y Dietética