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‘La alopecia femenina no es percibida como habitual porque la escondemos’

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‘Calvas: mujeres sin nada que ocultar’, proyecto fotográfico de Carmen Fernández y Juan Francisco Camacho, podrá visitarse en el Centro Cultural Santa Petronila este mes de marzo

Las personas calvas existen. Hay hombres calvos, bien visibles, por todos lados. Hombres por lo general viriles, maduros, atractivos. Hay también mujeres calvas. Mujeres con alopecia. De diferentes tipos: androgénica, areata, universal, etc. Pero ésas, ellas, son menos visibles”. Ésta es la idea de partida de Calvas: mujeres sin nada que ocultar, proyecto fotográfico de Carmen Fernández y Juan Francisco Camacho cuyo resultado estará expuesto en el Centro Cultural Santa Petronila del 2 al 27 de marzo.

‘Calvas: mujeres sin nada que ocultar’
Juan Francisco Camacho y Carmen Fernández

Y es que, como continúa el texto de presentación del proyecto, “Ser mujer y ser calva es un tabú en una sociedad en la que la imagen estereotipada es tan importante. El pelo femenino, preferiblemente largo, es un signo de belleza, de feminidad. Ser mujer y ser calva es, muchas veces, ser menos mujer. Y ser, desde luego, menos bella. La pérdida de cabello, incluso de cejas y pestañas, supone un cambio radical en la imagen y en la autoimagen de las mujeres que lo sufren. Muchas de ellas se ven obligadas a ocultar su condición, incluso durante toda su vida, impidiéndoles disfrutar de actividades tan cotidianas como ir a la piscina o salir a la calle tal y como son. Impidiéndolas en ocasiones trabajar. Tener pareja. Ser ellas mismas. Sin esconderse ni disfrazarse”. La tremenda injusticia que supone esta situación es evidente, y Carmen y Juan Francisco han querido con su trabajo ayudar a cambiarla.

Distrtio17

Para explicar los orígenes de esta idea hay que retroceder a 2019, cuando se conocieron, según explica Carmen, “de forma casual”, precisamente en una exposición de Juan Francisco, “y charlando llegamos a la conclusión de que conocíamos a una persona en común, a Lucía, que sufre de alopecia areata desde la infancia. Eso fue un poco el motor que nos llevó a Calvas. Él de una forma independiente a la mía había pensado también en hacer un proyecto con mujeres calvas, y la casualidad de que conocíamos los dos a Lucía fue el detonante para empezar a trabajar juntos”.

‘Calvas: mujeres sin nada que ocultar’

Buscando modelos

Lucía participaba en ACMA, la Asociación de Alopecia de la Comunidad de Madrid, a donde se dirigieron en busca de mujeres dispuestas a posar para la cámara “a través de su presidenta, Conchi Botillo. Ella propuso la idea a sus asociadas y empezaron a llegarnos las modelos. Esto fue justo antes de la pandemia, y fue muy complejo”, recuerda Carmen. “Claro —continúa Juan Francisco—, durante el tiempo que estuvimos encerrados obviamente se paró el tema, y al final las fotos se hicieron en febrero de 2021”. “Ellas llegaban con mascarilla —sigue Carmen—, nosotros estábamos también con mascarilla, en la sesión lógicamente se la tenían que quitar, y cuando nos marchábamos, ya en la calle, decíamos: ‘bueno, vamos a conocernos, porque vosotras no nos habéis visto la cara’, y nos la quitábamos”. Todas las fotos las hicieron en el estudio de la Asociación Fotográfica de Villaverde, de la que ambos son miembros, y los costes de producción de las mismas han corrido a cargo de ACMA. Carmen y Juan Francisco no han cobrado nada por este trabajo: su único afán al hacerlo es que se conozca esta situación que denuncian.

‘Calvas: mujeres sin nada que ocultar’

Fijaron el número de modelos deseado en 15, “y queríamos que dentro de ese grupo hubiera mujeres de todas las edades, pues a todas afecta, y por supuesto niñas”, explica Carmen, precisando: “Conseguir niñas fue lo más complicado: nos atascamos ahí durante un tiempo porque no éramos capaces de encontrar a padres que accedieran, pero finalmente lo logramos y ya con las dos niñas que hay en la exposición cerramos el proceso”. Así, la muestra se compone de 45 fotografías, que están divididas en 15 trípticos, y “las tres fotografías de cada tríptico son una secuencia. En la primera aparece la modelo con su cabeza cubierta con el complemento que habitualmente lleve (una peluca, una gorra, un pañuelo…), con el que se sienta cómoda y segura. En la segunda las vemos despojarse de ese complemento, y en la tercera salen ya con su cabeza totalmente al descubierto. Es un proceso difícil, porque no son modelos profesionales, ponerse delante de una cámara impone, y realmente tienes que ser muy valiente para despojarte de eso que te da seguridad, encima delante de unos extraños. Al principio lógicamente venían nerviosas, pero hicimos lo posible por generar un ambiente agradable para que se sintieran cómodas, y al final acabamos riéndonos y pasándolo fenomenal”, evoca Carmen. “Piensa que todas las que se han prestado a esto están en un punto del proceso en el que lo tienen bastante aceptado, ahí tenemos un sesgo. Pero aun así, el acto que les pedíamos no dejaba de ser mostrar un proceso que ellas habían seguido de una manera íntima. Para muchas de ellas seguramente era más íntimo lo que hicieron que si les hubiéramos pedido que se desnudaran: es pedirles que te enseñen y que le enseñen a la cámara, a personas que no conocen de nada, lo que más les puede costar enseñar, sabiendo que además esas fotos luego van a estar expuestas”, desarrolla Juan Francisco.

‘Calvas: mujeres sin nada que ocultar’

Realidad invisibilizada

Esto nos lleva al objetivo del proyecto, del que nos habla Carmen: “La alopecia femenina no es percibida como tan habitual porque la escondemos, entonces con nuestro proyecto intentamos ayudar a que esta discriminación que existe entre la alopecia masculina y femenina desaparezca y que las mujeres no tengan que vivir con estos estereotipos y con historias tan dolorosas como las que hemos conocido durante la elaboración de este trabajo”. Una buena prueba de la invisibilización de la alopecia femenina la tuvieron cuando estaban terminando de montar la exposición en el Centro Cultural Buero Vallejo de Alcorcón, donde pudo visitarse el pasado mes de octubre. Nos lo relata Carmen: “aparecieron dos críos de diez años o así, y nos preguntaron si podían ver la exposición. Les dije que sí, que vieran las fotografías y leyeran las cartelas, y luego charlábamos un poquito acerca de lo que les había parecido. Se quedaron atónitos contemplándola. Me dijeron que nunca habían visto a una mujer calva, o sea que para ellos era un mundo totalmente oculto. Entonces yo les dije: ‘Pero a hombres calvos sí que habéis conocido’; y me contestaron: ‘Síiii, hombres calvos sí’. Ellos no eran conscientes de que las mujeres también tenían ese problema, porque se oculta, y es terrible, porque la educación es fundamental para que esto se normalice de una vez”.

En cuanto a las historias dolorosas que hay detrás, Juan Francisco explica: “Charlando con nuestras modelos durante la realización de este proyecto nos dimos cuenta de que ni siquiera nosotros nos hacíamos una idea de hasta qué punto llegaba esa discriminación de la que hablamos… Porque yo pensaba que era una cuestión fundamentalmente estética, un señalamiento estético, pero es que ellas nos contaban que habían tenido por ejemplo problemas en trabajos en los que les obligaban a llevar la cabeza tapada, entrevistas de trabajo en las que no las seleccionaban porque no tenían pelo, pérdidas de pareja, niñas a las que otros niños insultaban y tiraban de la peluca… La cosa iba mucho más allá”. Tanto les impactó lo que les contaron, que decidieron modificar el proyecto, que en principio iba a ser solo una exposición fotográfica, añadiendo también la publicación de un fotolibro con los testimonios de las modelos en primera persona contando cada una sus propias experiencias. Este fotolibro salió a la venta el pasado mes de septiembre, editado por la editorial Con M de Mujer.

Hojeando el libro y contemplando los trípticos, debo decir que Carmen Fernández y Juan Francisco Camacho han realizado un trabajo que no deja indiferente: realmente llama la atención y remueve nuestro interior, sin renunciar por ello a la belleza plástica de las fotografías y la historia que componen el proyecto. Digno y hermoso de ver, conveniente y enriquecedor para meditar. No os lo perdáis este mes en el Centro Cultural Santa Petronila.

 Exposición 

  • La exposición Calvas: mujeres sin nada que ocultar podrá visitarse en el Centro Cultural Santa Petronila (C/ María Martínez Oviol, 12) del 2 al 27 de marzo, de lunes a viernes de 9:00 a 21:00 y sábados de 9:30 a 13:30. El sábado 2 de marzo tendrá lugar la presentación a las 11:30 en el mismo centro cultural.

fotolibro Calvas: mujeres sin nada que ocultar

Fotolibro

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