El herpes pertenece a una familia de virus que habitualmente se contagian en la infancia cuando somos niños (varicela) y en las primeras etapas de la vida. Su contagio puede dar lugar a síntomas y manifestaciones clínicas o pueden pasar desapercibidas porque en la mayoría de los casos este virus se transmite entre los niños, y los síntomas que puede generar son: fiebre, mocos, catarros de vías altas y en el momento del contagio también puede dar manifestaciones cutáneas por aparición de lesiones en la piel. Normalmente, la transmisión de este virus también puede ir acompañada por otras infecciones víricas.
Sin embargo, durante las etapas siguientes de la vida adulta, una vez que ha entrado en nuestro organismo, este virus queda de algún modo acomodado en nuestro sistema inmune sin eliminarse por completo, sino debilitado sin dar manifestación, pero queda presente. En los momentos que por otros motivos nos encontramos frágiles o bajan nuestras defensas, entonces el virus se hace más presente y se manifiesta dando lugar a lesiones en la piel que son características como vesículas que pueden explotar y liberar un contenido líquido, que en caso de tocarse pueden contagiarse. Para ello, es importante lavarse bien las manos para evitar expandir el virus a otras personas; si bien es cierto que cuando son lesiones secas no se contagian solo por el contacto.
¿En qué zonas del cuerpo se manifiesta el virus? Habitualmente las zonas más comunes donde el virus del herpes se manifiesta son: en el labio, en la espalda (herpes zóster) y en los ojos. Los síntomas de lesiones se asocian de dolor intenso provocado por el virus, que se acantona en las terminaciones nerviosas, genera un tipo de dolor neuropático (la persona siente dolor en forma de calambres y punzadas). En el caso de aparición de estas lesiones, o tener sospecha de un herpes en la órbita del ojo, se debe consultar sin demora, sobre todo si la persona siente alguna alteración en la visión, ya que la afectación por herpes en el ojo puede ser grave y conllevar pérdidas de vista que no se recuperan.
¿El herpes se contagia? Muchas veces el herpes proviene de una infección pasada en la infancia por la varicela, que se tiende a reactivar de nuevo en la vida adulta en situaciones de debilidad. Las personas más proclives para padecerlo son aquellos con enfermedades crónicas, fragilidad, tratamientos inmunosupresores; personas con procesos oncológicos y enfermedades debilitantes. El herpes se puede contagiar si se tocan las lesiones cuando desprenden un líquido. También se puede contagiar durante relaciones sexuales cuando las lesiones están en genitales.