Silvia González Iturraspe, vecina de Villaverde Bajo, participante en el movimiento asociativo madrileño, licenciada en Ciencias Políticas y Filosofía y profesora, acaba de recibir uno de los IV Premios Talento Joven – Carnet Joven de la Comunidad de Madrid
Silvia González Iturraspe es vecina de Villaverde Bajo desde hace 31 años, y lleva más de una década participando en el movimiento asociativo de Madrid. Es licenciada en Ciencias Políticas y en Filosofía, y trabaja de profesora de Valores Éticos y Filosofía en dos institutos públicos. Recientemente ha sido galardonada con uno de los IV Premios Talento Joven – Carnet Joven de la Comunidad de Madrid, excelente punto de arranque para la entrevista que sigue.
¿Qué ha venido a premiar este galardón y qué ha supuesto para ti?
Bueno, se trata de una candidatura que presenté en la convocatoria que salió justo después del confinamiento, en un momento muy duro personalmente tras la pérdida de mi abuelo por la pandemia, importantes cambios en mi vida laboral y una intensa actividad para ayudar en todo lo posible a paliar las consecuencias de la crisis… por lo que ha sido una alegría, un pequeño rayito de luz en este año tan terrible. Me da algo de apuro contarlo, porque supuso escribir una especie de biografía explicando por qué reseñas tu trayectoria en esa categoría, en mi caso Tolerancia. Sin embargo, creo que es algo positivo que se visibilice el trabajo voluntario que muchas personas hacemos de manera cotidiana y ordinaria en los barrios y al que nadie suele dar importancia. Siempre vemos en televisión grandes discursos, actos grandilocuentes y puntuales en favor de valores como la solidaridad, la tolerancia o el apoyo mutuo cuando en el movimiento vecinal se persiguen todos los días desde hace más de cuarenta años. Viene a premiar el trabajo de miles de personas que creen en barrios más justos y tolerantes. Y también viene a señalar que la juventud de los barrios merece ser escuchada, merece oportunidades, porque hay muchísima calidad humana en el sur.
Tengo entendido que ya desde muy joven comenzaste a preocuparte por la sociedad en la que vivimos y a intentar mejorarla en colectivo, concretamente en el movimiento estudiantil… ¿Cómo recuerdas aquella época?
Para mí, como para muchas familias de Villaverde, llegar a la universidad era un símbolo de superación. La culminación de todo el esfuerzo de mi familia por darnos una vida mejor y una oportunidad que ellos no tuvieron. Justo entonces comenzó la anterior crisis económica, y a su vez una reforma universitaria, conocida como “Plan Bolonia”, una reforma de la educación superior, subida de tasas… En esos años entendí que tenía que asociarme, moverme, unirme a otros jóvenes de Carabanchel, Usera o Ciudad Lineal para evitar que la elitización de la educación superior nos expulsara del sistema. Para mí fue un cambio vital, saber que si me asociaba podía hacer cosas, cambiar lo que me pareciera injusto… o al menos intentarlo.
Pronto empezaste a participar también en las reivindicaciones vecinales. ¿Cómo ha sido tu experiencia en este sentido, dentro de la asociación vecinal de tu barrio?
La incorporación a la Asociación Vecinal La Unidad de Villaverde Este y a la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid me cambió radicalmente. Siempre había pensado que lo que tenía que hacer era huir de lo que no me gustaba, del racismo, el machismo o el clasismo; sin embargo, me di cuenta de que mi vida tenía sentido si usaba todo lo que aprendía en la universidad y en las asociaciones para cambiar la realidad, transformar. Que si luchaba con mis vecinos y vecinas por un barrio mejor podíamos hacer lo imposible, desde una cabalgata de Reyes cuando los recortes nos dejaron un barrio triste y empobrecido, a despensas solidarias para apoyar a las familias más desfavorecidas o una manifestación del Orgullo LGTBI marchando por la avenida de Andalucía. Todo empezó con un festival antirracista en el auditorio de El Espinillo, allá por 2009…
Con el tiempo asumiste responsabilidades en la FRAVM… Cuéntanos un poco tu experiencia en ese ámbito…
Empecé a participar en la junta directiva de la FRAVM de la mano de una compañera referente del movimiento vecinal, M.ª Prado de la Mata, de la A.V. La Unidad de San Cristóbal. Ella me enseñó muchísimas cosas, entre otras la importancia de que los vecinos y vecinas tengamos interlocución con las instituciones. Digamos que es un espacio fundamental para la participación ciudadana en Madrid. En la Federación he participado en cuestiones de igualdad de género y diversidad, representando a la Red Estatal de Mujeres Vecinales, llevando temas de juventud, como la reciente campaña que hemos realizado contra los locales de apuestas y por una alternativa de ocio saludable para los jóvenes…
Como persona inquieta, también participas en otros ámbitos en lo social… Cuéntanos…
Participo en la Red 8M de Villaverde, en la Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales… en todos los espacios que han ido surgiendo en estos años que luchan por una sociedad más justa y tolerante, desde los inicios del 15M hasta las actuales redes de cuidados.
La Red 8M del Distrito ha tenido en Villaverde un crecimiento paralelo al global… ¿Cómo has visto esta evolución?
Creo que el feminismo ha cambiado nuestros barrios; muchos de sus avances son imparables… Actualmente tenemos un espacio de referencia que une a las mujeres más activas del Distrito. En la Red he podido conocer a mujeres como las Lideresas de Villaverde o tejer lazos con mujeres de otras asociaciones como las compañeras de la Asociación Vecinal Independiente de Butarque… Es un colectivo con un potencial increíble.
Teniendo en cuenta todos los elementos de juicio a tu alcance, ¿cómo ves el Distrito a día de hoy? ¿Cuáles serían en tu criterio sus mayores necesidades y sus principales fortalezas?
Veo un distrito con muchas carencias, muy desfavorecido y con muchos contrastes… Hay un sur del sur, zonas de nuestros barrios con muchas necesidades sociales. Actualmente creo que tenemos un grave problema de vivienda, precios desorbitados para los salarios de nuestros jóvenes, y que eso puede producir la expulsión de la gente de su barrio y a su vez obliga a las familias a compartir pisos. Ése es uno de los grandes problemas. Las personas que nos implicamos en la lucha antidesahucios, en la PAH, vivimos con mucha tristeza cómo los bancos y fondos buitre echaban a las familias de sus casas dejando abandonadas las propiedades, que han sido vandalizadas en muchos casos. Siento pavor de pensar que esa crisis vuelva, porque el punto de partida es infinitamente peor que en 2008. Su principal fortaleza: la unidad, el tejido asociativo (al menos hasta ahora) ha estado siempre muy unido. Muchos quieren politizar el tejido asociativo, dividirlo, pero no lo conseguirán.
Sabemos que recientemente has iniciado una nueva e ilusionante etapa en lo profesional… ¿Cómo la estás viviendo?
Ahora mismo trabajo de profesora de Filosofía y Valores Éticos en dos institutos públicos, y está siendo una experiencia espectacular. Necesitaba un pequeño cambio: ha sido un año muy duro, muy triste, y los chavales me han devuelto la energía.