- Sam Shepard
- Anagrama, 2023
- 103 páginas
En Yo por dentro, Sam Shepard se buscaba y se exponía. No renunciaba a hablar de su ex-mujer, de sus amantes, de lo que es literatura, de sus periplos en la carretera, de la mentira, de las críticas, de los diálogos, de la intimidad, del semen. Espía de la primera persona es una apuesta diferente, y el poso de tristeza en el lector puede instalarse de forma más intensa. En ambos títulos surge una cuestión, entre otras muchas: ¿habla de él mismo o no? ¡Qué importa! Todo en Shepard está en consonancia, no hay más artificio que el de la propia creación. Ambos textos poseen momentos de literatura, teatro, filosofía y cine —maravillosa aproximación a la película A quemarropa (1967) definiéndola como una película de insultos—. Honestidad, dolor y mucho oeste —pero en el que se mastica polvo—. Shepard se muestra como un voyeur de la rutina ajena que por momentos es la suya. ¿Quién le observa, él o la muerte? Hay evocación a la infancia, pero por otro lado no desea volver a empezar. El tiempo se ha condensado y ya está agotado. ¿Hay culpa? “Tal vez deberíamos encontrarnos como completos desconocidos y hablar hasta bien entrada la madrugada como si nunca nos hubiéramos visto antes. Lo único que sabemos es que hay ciertos recuerdos, algo misteriosamente conectado”.
Shepard fragmenta momentos, nuevamente el oeste o el destino trágico de Pancho Villa. El paso del tiempo ya no importa. Él va en esa silla, contempla y es contemplado. ¿En dónde se puede enmarcar este texto? ¿Autobiografía, notas, ficción? ¿Por qué no en todos? Shepard siempre ha sabido inundar sus textos de múltiples variantes, pero con una dirección sólida. No hay fisuras en sus propuestas. El doble siempre está presente, pero muy al modo que lo enunciaba Borges. ¿De qué otra manera podría ser? Leer el efecto de la enfermedad en el creador es duro, pero se valora mucho más esa fuerza de voluntad con la ayuda de familia y amigos para que todo pudiese terminar. Es un texto estupendo.
Puestos a rastrear a ese Shepard que se interroga, merece la pena embarcarse en aquella correspondencia entre Johnny Dark y Shepard. En esas cartas se encuentran dos escritores, dos bebedores, dos ex de todo. Calidad, vida, decepción, amor. Leyendo a Shepard quizá uno pueda llegar a comprender de qué va esto que llamamos vida.