JULIO HERNÁNDEZ GARCÍA.
La mayoría de la zona de Usera perteneció al municipio de Villaverde hasta que, ya anexionado a Madrid por decreto de 31 de julio de 1954, se separan formando dos distritos independientes en 1988. La ribera derecha del río, que estaba dentro de su término, ocupaba desde el actual puente de Praga hasta la desembocadura del arroyo Butarque.
A. Los enterramientos en la prehistoria
El estudio del registro funerario es una fuente de información importante para conocer la estructura social y la cultura de sus habitantes, el estatus y el rasgo personal de los difuntos, sus creencias y sus patologías (enfermedades), dietas, nutrición, etcétera.
Los hombres prehistóricos consideraban que la muerte era un paso hacia otro mundo, por eso en muchos enterramientos se han encontrado restos de alimentos.
Los contextos funerarios de la Edad del Bronce se caracterizan, en su mayoría, por la individualización de los enterramientos. La inhumación de los cadáveres se hacía colocándolos en la tumba en posición fetal apuntando hacia el oeste, aunque también podía ser colocado el cadáver boca abajo o de lado, en los dos tipos de asentamientos de fondos de cabaña más frecuentes; en fosa y en pithoi (tinajas grandes de cerámica).
En la prehistoria había principalmente tres tipos de enterramientos: enterramientos en cuevas que tenían fines habitacionales, funerarios y rituales; enterramientos en grandes construcciones de piedra, llamados megalitos, desde finales del Neolítico; y enterramientos en fosas que aparecen en el Neolítico y fueron frecuentes en el Calcolítico y la Edad del Bronce. Podían ser individuales, dobles, triples o colectivos.
Se solía enterrar a los niños, aunque no siempre, en recipientes grandes de cerámica (pithoi) fabricados para la función funeraria. El primer descubrimiento de este tipo de enterramiento lo realizó en 1927 Pérez de Barradas en el yacimiento de Tejar del Sastre. Desde entonces han ido apareciendo en los entornos del río Tajo, por la provincia de Guadalajara, Madrid y Toledo.
En un principio, los muertos se enterraban dentro del poblado, en las mismas zonas de habitación, como en el arenero de Soto y el de las Carolinas. Los cadáveres eran depositados en fosas individuales o colectivas, en posición fetal, y con un ajuar que sugiere una celebración o banquete ritual durante el funeral. Si hay elementos metálicos, puede indicar un cierto estatus social.
Aproximadamente a partir del siglo IV a. C. los muertos se enterraban al lado de los poblados. El ritual solía ser la celebración de un banquete y la cremación del cadáver, cuyas cenizas se depositaban en una urna junto con el ajuar y las ofrendas, según la importancia social del difunto. Los recipientes cerámicos junto al enterramiento se suelen relacionar con rituales, en los que se ofrecen alimentos a los difuntos debido a la creencia en el más allá.
Lo que se suele llamar “fondos de cabaña” o “Fondos de hoyos” se refiere a una serie de estructuras subterráneas de formas y tamaños distintos, encontrados por todo el yacimiento sin ningún orden aparente. Sus formas y tamaños son también variables, según su funcionalidad y las posibles reutilizaciones. Las fosas son estructuras excavadas en el suelo (hoyos), destinados al almacenamiento de alimentos (silos) y reutilizados más tarde como estructuras funerarias.
B. Relación de yacimientos con enterramiento
- Arenero de Valdivia (Usera): es uno de los enterramientos más antiguos hallados en Madrid. En una fosa, antiguo silo, se inhumó a un individuo junto con un pequeño ajuar, compuesto por una vasija globular con boca de garrafa y un brazalete de pizarra pulimentada. Fue la primera sepultura neolítica encontrada en la Meseta (Pérez de Barradas 1921 y 1936).
- Arenero de Miguel Ruíz (U): entre los kilómetros 6 y 7 de la carretera de Andalucía, próximo al yacimiento de El Tejar del Sastre, según el marqués de Loviana (1942). Enterramiento individual de un adulto en fosa, tapada por una laja de piedra. Ajuar: dos vasos campaniformes decorados, un recipiente liso carenado y un puñal de lengüeta de cobre. Del Calcolítico-Edad del Bronce (Marqués de Loviana, 1977).
- El Tejar del Sastre (U): en lo que hoy ocupa el Hospital 12 de Octubre, entre el kilómetro 5,800 y el 6,200, hubo un poblado de “fondos de cabaña” de la Edad del Bronce. Se comenzó a excavar en 1921. Se descubrieron dos sepulturas (Pérez de Barradas, 1921-1922). En una había restos de un adulto y en la segunda también un individuo, un niño, enterrado en pithoi (tinaja). El ajuar consistía en cerámica lisa y decorada con mamelones e incisiones en los bordes, y algunos fragmentos campaniformes. Del Calcolítico-Edad del Bronce.
- Arenero del Soto (Villaverde): en la zona de la depuradora de Butarque. Tumba en fosa de planta oval, con 700 cm de profundidad. El cadáver estaba colocado en dirección N-S, la cabeza al norte mirando al oeste. Apareció apoyado sobre el lado izquierdo, con el brazo derecho flexionado. Eran restos de un varón de entre 20 y 30 años, con una estatura de 1,65 a 1,70 m. El ajuar consistía en vasos campaniformes, un cuenco liso y otros fragmentos cerámicos campaniformes (Garrido Pena, 2003).
- Pista de Motos (V): antiguo arenero, posteriormente reutilizado como vertedero y pista de motocross, en la desembocadura del arroyo Butarque. En un hoyo-silo reutilizado como sepultura se localizó un enterramiento individual de un varón, de unos 34 o 45 años, con sus restos incompletos. En otro silo reutilizado como sepultura aparecieron dos individuos adultos y un infantil. Uno de los adultos se identificó como de sexo femenino y de unos 45 años; se encontró colocada en decúbito lateral izquierdo, con las piernas flexionadas y la espalda pegada a la pared, con una altura 155 cm. El segundo individuo era varón de unos 40 años y 175 cm de altura, colocado en decúbito lateral derecho, con las piernas flexionadas. Los restos del niño, de unos 9 a 10 años, estaban colocados en decúbito lateral derecho y las piernas flexionadas. Como ajuar funerario se encontró un recipiente cerámico y una pesa de telar, colocada entre los cráneos del varón y el niño y restos de un molino de mano. Datado en la Edad del Bronce. Cerca de este yacimiento se encontraron dos inhumaciones, siguiendo la tradición islámica, fechados a finales del siglo VIII o principios del IX (Pérez Villa, 2014).
- Euskalduna (V): yacimiento en hoyos, excavado en 1955, con un enterramiento con dos cadáveres. Pudieron ser enterrados ambos en tinajas, porque al menos algunos huesos de uno de ellos aparecieron pegados a las paredes del recipiente. Tenía cerámica campaniforme y de la Edad de Bronce (Pérez Villa, 2014).
- El Espinillo (V): localizado entre la carretera de Villaverde a Vallecas y la avenida de Andalucía. Yacimiento con hoyos. En uno de ellos se recuperaron fragmentos de cerámica de una pieza grande, lo que podía hacer pensar en un enterramiento en pithoi, de la Edad del Bronce. Se recogieron restos óseos de un adulto joven, de entre 19 y 24 años, de sexo femenino. Se identificaron 18 fragmentos de la mandíbula, del Calcolítico o Edad del Bronce.
- El Ventorro (U): situado en la orilla derecha del río Manzanares, a la altura del kilómetro 5,300 de la carretera que une Madrid con San Martín de la Vega. Excavado entre 1862 y 1963, 1971 y 1981. Se trata de un hábitat formado por unas 30 campañas, construidas con cañas, barro y techumbre vegetal. Se hallaron restos humanos dispersos de tres personas, dos varones y una mujer adultos, con abundantes restos de cerámica campaniforme. Datación: Calcolítico a Edad del Bronce.
- Casa del Moreno (U): localizado a la derecha de la carretera de Andalucía y en la margen derecha del arroyo Pradolongo. Se descubrió una sepultura en fosa, con cerámica lisa (Pérez de Barradas, 1927 y 1929).
- Las Carolinas (U): próximo a la carretera de Andalucía, en el barrio de San Fermín. Se excavó una sepultura individual en fosa, con cerámica campaniforme (Hernández Pérez San Pelayo, 1916; Obermaier, 1917).
- Prado de los Laneros (U): entre la carretera de Andalucía y el río Manzanares, cerca del puente de la Princesa (Legazpi). El hallazgo fue una habitación con restos humanos (Pérez de Barradas, 1926-1929).
- Arenero de las Mercedes (U): entre los kilómetros 7 y 9 de la carretera de Andalucía. Fondos de cabaña y enterramientos, con cerámica lisa y decorada con mamelones y cordones, moledores de granito, punzón y cuchillo curvo de metal. Datación: Edad del Bronce (Barradas y Fuidio, 1927; Pérez de Barradas, 1929 y 1936).
C. Algunas conclusiones
En general los ajuares de las sepulturas de la Edad del Bronce se componen de objetos cerámicos lisos y decorados, junto a objetos metálicos (punzones, puñales), de adorno (diademas, brazaletes, cuentas de collar, botones), brazaletes de arquero, molinos de mano, etcétera.
Los ajuares de las sepulturas mencionadas son pobres, se componen de objetos cerámicos lisos o decorados. Junto a ellos puede aparecer algún objeto metálico.
De los conjuntos funerarios descritos, tienen cerámica campaniforme el arenero de Soto, arenero de Miguel Ruíz, Las Carolinas, Euskalduna, el Ventorro y Tejar del Sastre.
Los enterramientos en fosa al aire libre son: Arenero Miguel Ruiz, Tejar del Sastre y Las Carolinas y los que aparecen dentro del poblado (Arenero de Soto, Las Carolinas y Prado de los Laneros).
El hecho de que no haya una planificación en la zona de enterramiento, sino estructuras ya utilizadas, hace pensar que son enterramientos ocasionales, aprovechando estructuras abandonadas por poblaciones itinerantes.
Los vasos campaniformes son recipientes de perfil en ese, de tamaño pequeño o mediano. La mayoría miden entre los 30 y 50 cm de diámetro. Algunos presentan una estrechez mayor en la parte superior de la panza, como los del arenero del Soto, de estilo campaniforme liso. El campaniforme tuvo su origen y difusión entre los grupos del Calcolítico al Bronce, en la Meseta, durante la segunda mitad del tercer milenio a. C.