Beatriz Troyano Díaz
Socióloga coach personal y profesional
En 1974 el Dr. Robert Ader, de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Rochester, descubrió, con lo que él denominó “psiconeuroinmunología” (la ciencia transdisciplinaria que investiga las interacciones entre el cerebro —mente/conducta— y el sistema inmune y sus consecuencias clínicas), que nuestro sistema nervioso central y nuestro sistema inmunológico estaban conectados. Es como si, dependiendo de las emociones que experimentamos, segregamos un tipo de hormonas u otro; es decir, si sentimos miedo, pánico, estrés, tristeza, alegría… nuestras glándulas endocrinas generan la química adecuada a nivel físico segregando el aporte de insulina que se cree necesario en ese momento, o controlando los niveles de presión sanguínea.
David Felten, un colega de Robert Ader, demostró específicamente que el sistema nervioso autónomo y células de nuestro sistema inmunológico como los linfocitos y macrófagos realizan intercambios de señales e información. Es decir, dependiendo de lo que sintamos, segregamos unas hormonas u otras, y eso evidentemente tiene un efecto en nuestro cuerpo físico.
Las emociones principales que pueden generarte sobrepeso son: sentirte desprotegido, la inseguridad, sentirte abandonado, culpable, el miedo, la rabia por cosas que no hemos sabido gestionar. En cambio, las que equilibran tu peso son: autoestima fuerte, seguridad en nosotros, confianza en nuestros objetivos, sentir que “hay suficiente amor y comida para ti”, conocer el propio yo interno, aprender a expresar lo que sentimos de manera segura.
¡Cuida tu peso cuidando tus emociones!