Estoy seguro de que no soy el único vecino del barrio que se ha molestado al pagar estas semanas la nueva Tasa de Gestión de Residuos al Ayuntamiento. No nos engañemos, a nadie le hace gracia recibir un “tasazo” de 141€ de media, en ocasiones de bastante más. Pero mucho menos cuando se trata de un pago injusto y difícil de comprender. Un nuevo tributo municipal desconectado, nuevamente, de los ingresos que percibe cada ciudadano.
La nueva tasa de basuras viene marcada por una legislación, primero europea y después española, que obliga a los Ayuntamientos a cobrarla. Eso es cierto. Pero cierto es también que ahí se acaban las excusas, ya que cada consistorio es libre de decidir sobre quién recae el pago y en qué cuantía. En Madrid, como vamos a ver, el factor de equidad brilla por su ausencia.
La composición de la tasa es bastante compleja, pero grosso modo se divide en dos partes. La primera es una tarifa básica que se paga según el valor catastral de la vivienda, y la segunda es la llamada “tarifa por generación”. En ésta, se hace una división por barrios, y se paga más a medida que aumenta el ratio de basura por vecino. Sumadas, dan lugar al pago que cada ciudadano tiene que abonar para mantener sus calles limpias… supuestamente.
Ninguno de los dos componentes de la tasa está directamente relacionado con la renta del contribuyente, cosa que ya es preocupante. La tarifa básica, al ir ligada al valor catastral, debería ser la que ayudara a que pague más quien más tiene. Pero si el mecanismo es ya de por sí pobre (tener una casa más valorada por el catastro no significa sí o sí que ganes más), su aplicación lo es aún más. Según el simulador del propio Ayuntamiento de Madrid, para una vivienda de 100.000 euros en Ciudad de los Ángeles correspondería pagar 142€. Si esa vivienda fuera tres veces más cara (300.000€), el tributo sería solo 2,4 veces más elevado (351€). Si nos vamos a una vivienda que quintuplica el valor de la primera (500.000€), la tasa no sería ni el cuádruple (538€). Conclusión: no hay proporcionalidad.
Pero viene lo peor. La segunda parte, la tarifa por generación, es aún más injusta. Su lógica viene dada porque quien genera más basura debería pagar más. Pero puestos a pagar, pagamos los de siempre. Por ejemplo, los vecinos de Villaverde Alto abonan por este concepto más que los de Castellana o el Viso. Los de Ciudad los Ángeles y Los Rosales, lo mismo que los de Almagro o Recoletos. ¿Al menos nuestros barrios estarán ahora igual de limpios? Lo dudo mucho… Para terminar, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido que las viviendas vacías no paguen esta tasa. Una brillante forma de lucha contra la especulación inmobiliaria. Un nuevo golpe contra los vecinos de Villaverde y del sur de Madrid.
