En esta época del año, el calor y el sol son los protagonistas indiscutibles de la temporada. Por eso, debemos estar alerta y no descuidarnos para proteger nuestra piel de las radiaciones y quemaduras solares, además de evitar los golpes de calor, sobre todo en personas vulnerables como las personas mayores y los niños.
Nuestros aliados serán una buena ingesta de líquidos para estar bien hidratados y la protección solar. Estas dos cosas son claves, aunque además vamos a hablar de otros consejos y medidas que deberemos incorporar a nuestra rutina estival.
¿Qué es un golpe de calor?
Es una elevación exagerada de la temperatura corporal al exponernos a las altas temperaturas que además van a alterar nuestro sistema de regulación térmica y hacer que perdamos bastante agua desencadenando una deshidratación, lo que puede llevar a que los órganos vitales dejen de funcionar correctamente.
Para evitarlo…
— Vamos a beber bastante agua para estar bien hidratados.
— Evitamos salir a la calle cuando hay altas temperaturas.
— Procuramos caminar por la sombra protegidos con gorras, sombreros… y gafas de sol si es necesario.
— Hacer ejercicio en el exterior en estas horas centrales del día tampoco parece ser una buena idea. Mejor aprovechar los amaneceres y atardeceres.
Síntomas
Cefalea, mareos y vómitos, irritabilidad y confusión, taquicardia, fiebre por encima de 40 ºC y pérdida de conocimiento
¿Qué podemos hacer ante esto?
— Debemos buscar la sombra, aflojar y retirar el exceso de ropa.
— Refrescar el cuerpo con agua fría-templada, pero no hielo.
— Ofrecer agua.
— Si hay un empeoramiento evidente o pérdida de conocimiento, no se toma nada por boca y se llama inmediatamente al 112.
Toca protegerse de las radiaciones solares
Para ello, evitamos la exposición solar en las horas centrales del día, porque es cuando más calor hace.
Además de protegernos con ropa adecuada y gafas de sol, debemos proteger nuestra piel sobre todo en las zonas directamente expuestas como la cara, cuello, brazos y piernas con una crema de protección solar con un factor de protección adecuado a nuestro fototipo de piel.
En niños, por lo general se recomienda el FPS 50, y no olvides volver a poner la crema cada 2-3 horas, sobre todo en las zonas superexpuestas.
Recuerda que los bebés menores de 6 meses deben evitar la exposición solar directa de manera prolongada porque su piel es muy muy sensible y fina. Les puedes proteger con ropa ligera, gorrito y siempre en busca de la sombra durante los paseos.
Debes tener claro que el 80% de los cánceres de piel en el adulto se podrían evitar si desde pequeños nos protegiéramos correctamente de los efectos nocivos de las radiaciones solares.
Recuerda: ¡tostarse al sol ya no mola! ¡Protégete y mima tu piel!
TAMARA JIMÉNEZ CARO
Enfermera escolar y especialista de Pediatría
@tuenfermerainquieta