Algo está sucediendo en Villaverde con lo que respecta a cultura. No hace tanto tiempo, con el grupo de teatro de La Unidad de Villaverde Este, Bambalina Viba, ensayábamos una obra de teatro y la podíamos estrenar. Era un solo día, pero al menos estrenábamos en el Centro Sociocultural Santa Petronila. En la actualidad el asunto se ha complicado y ya son los días entre semana los que tienen cabida para que las personas con inquietudes creativas puedan mostrar sus trabajos. Parece que el hecho de las reparaciones que están teniendo lugar en el Centro Cultural Los Rosales son la causa, pero eso no parece del todo cierto. En primer lugar, funcionando el centro, películas nuestras se han visto proyectadas en días entre semana. También actuaciones, ya sean de niños o adultos. Puede que el integrante de una asociación con inquietudes culturales se vea relegado a días de entre semana únicamente y los fines de semana —si se abre— están reservados a otras actividades. Esta cuestión es altamente peligrosa. Las actividades son gratuitas y están destinadas al barrio, pero claro, las horas y los días no permiten mucha asistencia.
¿Por qué sucede esto? Antes podían existir más facilidades cuando la programación era trimestral y se podía optar a los viernes o sábados. El ser anual la programación condena la actividad de muestra en el barrio. Se preparan proyectos para que se vean y que los vecinos los disfruten. Hace no tanto, también es verdad, que la compañía —asociación de vecinos— debía pagar al técnico y no dejaban que otros profesionales fuera de su “agenda” se encargasen del aspecto técnico. Ahora, según tengo entendido, sí se hace frente a ese gasto, algo que tiene coherencia. ¿Por qué solo un día para representar? Ésa es otra. Se trabaja durante mucho tiempo y se consigue eso, un día. Con nuestra película John Ford no vivió en Villaverde sí tuvimos varios días en fin de semana, también con otros cortos, pero eso ya no sucede. Los sábados por la tarde en la actualidad no se puede realizar ninguna actividad, y si lo deseas hacer por la mañana debe ser como algo especial. Se olvidan de la cuestión de hacer barrio. Esto no sucede en todos los distritos. Aquí no sucedía, ahora sí. ¿Por qué?
Tampoco resulta comprensible que un lugar diferencial y maravillosamente cultural como El atrio haya dejado de percibir una subvención por la que podían apostar por cursos para el vecindario. Recuerdo uno extraordinario sobre historia de la música. ¡Qué decir de un lugar en el que se puede disfrutar de los cursos de la Zaranda! Un espacio tan diferencial como magnífico en Villaverde no parece encajar para una subvención cultural necesaria para un barrio que ama la cultura.
Se da prioridad absoluta a las actividades que salen del Ayuntamiento. Quizá como manera de hacer ver que solo se pueden dar esos días, lunes, martes, miércoles, para las asociaciones. No se dinamiza realmente. Deberían tener la misma importancia las iniciativas de las asociaciones vecinales que las del propio centro cultural. Deben poder concurrir en esas iniciativas de barrio para el desarrollo del mismo. El centro cultural es para el barrio, eso no puede ofrecer duda alguna. ¿Por qué prevalecen ciertas iniciativas? Se está ahogando la iniciativa vecinal. No se publicitan ciertas actividades que no se hacen. ¿Es una guerra cultural? Si no lo es, lo parece. Se retiran subvenciones o se condicionan. Hay un obstruccionismo peligroso. La cabalgata de hace dos años fue un ejemplo brillante de acción vecinal. ¿Por qué no se hizo el último año? ¿Y la quema de la sardina de este año? Falta de diálogo que perjudica a las asociaciones.
El tema merece una reflexión. Hay que dar oportunidades a las asociaciones que trabajan por mostrar. El ninguneo genera tristeza y desgana. Se está a tiempo de potenciar esas actividades que se realizan porque las mismas se hacen con mimo e ilusión y sin esperar nada que no sea una sonrisa o un aplauso. Eso sí, a ser posible en fin de semana.