La Navidad es una época que solemos asociar a la alegría y reencuentros familiares, pero también puede generar sentimientos negativos de estrés, tristeza o ansiedad. Por eso aprovecharemos esta columna para enumerar una serie de consejos prácticos de ayuda a las personas que se encuentran en esta situación de soledad y desesperanza y así pasar unas fiestas más tranquilas y satisfactorias.
Es normal experimentar una mezcla de sentimientos en estas fechas, sobre todo si has perdido a alguien cercano o estás pasando por un momento difícil. No te fuerces a sentir “felicidad impuesta”; permitirte sentir como realmente estás puede ser el primer paso para soltar emociones atrapadas y avanzar en el camino a tu nueva normalidad.
Las prisas y la presión de hacer todo perfecto pueden abrumarnos. Una planificación sencilla de los compromisos, las compras y el presupuesto ayudará a reducir el estrés. Además, intenta priorizar los momentos de calidad sobre la cantidad de tareas.
También hay que mencionar las numerosas citas y compromisos a reuniones navideñas, situaciones que te pueden arrastrar y hacerte sentir abrumado, pero decir “no” a algunos planes te dará espacio para descansar y disfrutar de los momentos más significativos para ti. Recuerda que descansar también es una forma de autocuidado.
El cambio de ritmo y las tentaciones de las celebraciones pueden hacernos olvidar hábitos saludables. Intenta mantener una buena alimentación, un horario de sueño adecuado y algo de actividad física. Estos elementos influyen positivamente en nuestro estado de ánimo. Recuerda que excesos puntuales no deben hacernos sentir culpables si el resto del tiempo llevamos hábitos de vida saludables.
En lugar de enfocarte en los regalos o en tener una Navidad de cuento, trata de disfrutar los pequeños momentos, como una conversación, un paseo o un descanso bien merecido. La práctica de la gratitud puede mejorar nuestro bienestar emocional, recordándonos lo que realmente importa.
Si sientes que el peso emocional es demasiado, considera hablar con alguien cercano y de confianza o si lo ves apropiado puedes acudir a un profesional de la salud mental. En algunas situaciones, contar con alguien que escuche y guíe puede marcar la diferencia.
La Navidad puede ser un buen momento para reflexionar sobre uno mismo, respetar las propias emociones y compartir momentos sinceros con los demás. Recuerda que el bienestar y la salud son el mejor regalo que puedes darte a ti mismo y a quienes te rodean.
En lugar de enfocarnos en lo material o en alcanzar una “Navidad perfecta”, trata de valorar lo sencillo, lo cotidiano y lo auténtico.