Las horas trascurren lentas,
espacios vacíos en los que nadie repara.
Tras el mostrador, te recibe la misma sonrisa,
las manos ocupadas, con el protocolo pegado a la boca.
El protocolo.
Aún con los cerrojos echados
las respiraciones se entrecortaban por los pasillos;
detrás de las puertas cuerpos en silencio,
desnudos de caricias, sofocados los ojos
en espera de un abrazo que nunca llegó.
El protocolo.
Las mascarillas se ausentaron
porque lo dictaba el protocolo,
las tazas de té con leche caducaron,
se deshicieron las galletas obligadas por el protocolo.
En la calle rumiaba una ambulancia
la falta de puntualidad del paciente treinta y tres…
En el parque se adormecieron las margaritas.
Era marzo, abril, mayo, junio…
todos los meses del año se adormecieron,
se fueron ahogando poco a poco, implacablemente muertos,
como los pacientes detrás de los cerrojos.
¡Aquí no ha pasado nada!
CONCHA MORALES
Madrid, 4 años después de marzo de 2020 y más de 7.000 mayores abandonados a su muerte. Los responsables siguen degustando, a su libre albedrío, paella los domingos y fiestas de guardar.