ROCÍO G. SOLDEVILA.
Aún tengo que reencontrarme
conmigo:
aún tengo que reunir
los abrazos que me debo,
las caricias que dejé para luego,
los momentos que gritaban
por ser míos
y dejé ir.
Aún.
Aún el tiempo
se acuerda de recordarme
que va delante de mí:
corriendo a contrarreloj
se aleja / me alejo.
Aún.
El tiempo aún
se presenta ante mis manos
arrugándolas entrelazadas
dándome las alas abiertas
que yo mantuve cerradas.
Reencontrarme
conmigo
es el verbo que mis labios
dejaron inactivo:
jamás me dijeron “te quiero”.
Hoy me reencuentro
en el abrazo.
Hoy le digo “te quiero”
a mi reflejo.