El pasado mes de mayo se celebraron dos días internacionales, el de la Biodiversidad (22) y el de las abejas (20). Dos cuestiones importantísimas en relación con la necesidad de tener en cuenta que todas nuestras acciones negativas hacia la naturaleza tienen su repercusión en nuestro futuro. Si no lo queremos aceptar “porque la naturaleza debe ser así” o “porque debemos compartir el planeta”, vamos a verlo desde el punto de vista egoísta o antropocéntrico:
Si no mantenemos y conservamos la biodiversidad, estamos abocados a que especies plagas y vectores de enfermedades sean dominantes, lo que acabaría con las cosechas, habría más contaminación del suelo y aguas, se multiplicarían las alergias y aumentarían las enfermedades transmitidas principalmente por mosquitos y microorganismos.
Si no conservamos y fomentamos la presencia de abejas y demás insectos polinizadores (himenópteros, lepidópteros, sírfidos, coleópteros, etc.) no obtendríamos los recursos hortícolas necesarios para vivir, pues ellos son los responsables de que se reproduzcan con éxito el 30% de los alimentos vegetales.
Y todo está en nuestra mano, como no tirar colillas al suelo, no generar residuos persistentes, no usar pesticidas, no desbrozar más de lo necesario, no crear monocultivos continuos en el medio rural, usar plantas y pastos adecuados en los parques y jardines, ayudar a la fauna y flora autóctona, no fomentar con nuestros hábitos el cambio climático, etc. En fin, nuestros jóvenes nos lo recuerdan y exigen en el movimiento Fridays For Future. ¿No les vamos a escuchar?
RAÚL MARTÍNEZ | @VillaverdeAmbi2