13 de marzo: el Gobierno declara estado de alarma. A raíz de ello, algunos vecinos empiezan a pensar en la que se avecina… Cuatro días más tarde, personas que pertenecen a varias asociaciones del barrio crean un grupo de WhatsApp, se incluye a amigos y otros vecinos de Villaverde y nos sumamos un total de 36 personas. Hablamos, y todos teníamos claro que había que ayudar.
¡Manos a la obra! ¡Hay que buscar nombre para el grupo y estar presentes en redes sociales! El día 18 creamos un perfil en Twitter y Facebook. Nuestro objetivo era claro: con el estado de alarma, muchos mayores, enfermos… no podrían ni deberían salir a la calle y exponerse al contagio. Hay que ayudar, y la Red de Recursos Vecinales de Villaverde Alto hace su primer cartel para compartirlo cuantas más veces mejor.
Nos ofrecemos para ir a la farmacia, subir compras, pasear al perro, tirar la basura o charlar un rato por teléfono cuando la soledad te visita. El WhatsApp y la centralita echan humo. No podíamos imaginar en un inicio dónde íbamos a llegar.
Los días pasan, y estamos bien organizados. Se suman voluntarios, pero la demanda no es ahora para tirar la basura o hacer un recado a la farmacia. Lo que duele es el estómago vacío.
Entre el 1 y el 5 de abril solicitamos tres veces a la asesora de la Junta Municipal la apertura de las cocinas del edificio público Mares. Dos días más tarde abrimos una hucha de cercanía y se recauda un poco más de 600€, lo que nos permite hacer una primera compra.
Ante la necesidad acuciante y la nula respuesta de la Junta Municipal, desde nuestro perfil de Twitter un compañero toma la iniciativa de escribir al chef José Andrés, que había aterrizado en Madrid con su ONG, World Central Kitchen, y estaba funcionando para los más necesitados desde unas cocinas del barrio de Santa Eugenia. Nuestros vecinos tienen hambre, quieren comer y la Administración ni está, ni se la espera.
En ese tuit le pedimos que nos ponga en contacto con algún cocinero, ya que sabemos que él está trabajando en otro barrio, pero la respuesta de este hombre tan grande como su generosidad es inmediata y nos manda un escueto “os voy a ayudar”, y desde EE UU su socio se pone a nuestra disposición para mandar comidas al día siguiente.
No tenemos nada preparado y hemos de esperar un par de días: repartimos las 80 primeras comidas el 13 de abril, el día 14 ya son 359 menús, el 15 se reparten 415 comidas, y así hasta las cerca de 500 que estamos dando actualmente, más los 32 menús de ensalada y bocadillo que llevamos a los sanitarios de los dos centros de Atención Primaria de Villaverde Alto.
Abrimos una cuenta, y con las donaciones económicas hemos podido hacer una compra con productos de primera necesidad a las familias: leche, galletas, arroz, pasta, legumbres… hace unos días, el Mercado de Villaverde también colaboró con nosotros con una recogida de alimentos. En estos momentos nos estamos preparando para poder entregar a cada una de las familias otra bolsa con alimentos.
La solidaridad de otros vecinos nos ha permitido tener mascarillas y guantes para los voluntarios, pantallas de protección… El Huerto El Cruce nos donó toda su cosecha, e incluso el 23 de abril celebramos el Día Internacional del Libro, regalando con los menús libros y cuentos para los más pequeños.
Hablando de pequeños, no quiero olvidarme de ellos: tenemos vecinitos muy pequeños, bebés que han nacido en estos días de confinamiento y que tienen otras necesidades, como pañales, toallitas, geles, biberones, chupetes, cereales… que gracias a las donaciones podemos ir cubriendo, y a las aportaciones de las familias de la Mesa de la Infancia y de Villaverde Cría, que han regalado cunas, carritos, pañales, ropa y que han estado ahí siempre que hemos pedido ayuda. Desde aquí, mil gracias.
A pesar de los menús diarios, las ayudas con pequeñas compras, la fila del hambre cada día es más larga, con personas que esperan a que finalice el reparto para ver si ha sobrado algo y podemos darles un plato para llevar a casa. Ayer y hoy se les ha podido dar, porque los propios vecinos que van a recoger sus menús han querido compartirlos. Porque es el pueblo el que salva al pueblo.
Después de todo este tiempo prestando ayuda, solicitando a la Administración que hiciera su trabajo y sin que nadie cogiese el teléfono para ponerse en contacto con nosotros, mes y medio después, tuvimos un primer contacto con Servicios Sociales el día 27 de abril.
El día 16 de mayo, la ONG del chef José Andrés llega al menú 1.000.000, que se entrega en Villaverde, porque la WCK entiende que somos vecinos ayudando a vecinos. A día de hoy, seguimos manteniendo el contacto con Servicios Sociales, que a la postre son quienes se tienen que ocupar.
Esta experiencia nos ha mostrado otra realidad, que intuíamos, pero la hemos descubierto más agria si cabe.
Alicia Pintor. Red de Recursos Vecinales de Villaverde Alto.