El verano
Regresas cada junio, pegajoso,
y asolas con tu sol la primavera
y agotas, estación vil, lastimera,
cualquier esquina o resquicio airoso;
angustia de, incluso, mi reposo,
priorizas pretensiones de primera;
yo, que no más celebro, a mi manera,
tu único pretexto tormentoso…
La suerte que disfrutan los poetas
tú siempre la dispones a desmano,
dejándole tu asedio en las maletas
al deterioro impúdico y, no en vano,
jamás ostentaré las bicicletas:
las bicicletas son para el verano.