Han transcurrido ya un par de años desde que comenzamos a hablar de este concepto, y ahora cada vez más está cobrando especial importancia, tanto por sus grandes avances como por su seguridad o la falta de ella. Me estoy refiriendo al “Internet de las Cosas”, conocido también por sus siglas en inglés “IoT” (Internet of Things).
Ya casi todo el mundo tiene alrededor suyo algún elemento conectado a Internet, empezando por el propio teléfono, y pasando por todo aquello que denominan “smart” (relojes: “smartwatch”; televisores: “smartTV”; ciudades: “smartcities”, etc.). Pero también los electrodomésticos (frigoríficos que pueden hacer la compra), los coches… y así una larga lista de “cosas” conectadas a Internet. Realmente la red lo que hace es conectar todos esos objetos y poder interactuar con ellos, desde cualquier lugar, facilitándonos la vida.
Todo eso está muy bien, y ya era conocido, pero ahora, y a raíz de un reciente ciberataque a gran escala en los EE UU afectando a medio Internet, se plantea el tema de la seguridad del “Internet de las Cosas”. Se cree que ese ciberataque fue a través de cámaras IP (conectadas a Internet). El motivo es simple: muchos de estos dispositivos no se configuran de forma más segura, dejando la que viene por defecto. Esto facilita que se puedan intervenir con cierta facilidad (aunque es necesario ser bastante experto, lógicamente).
Así que, como en todo tema de tecnología, el problema no viene de la propia tecnología, sino de cómo se utiliza esta. Pasa, por ejemplo, con las contraseñas. Un sitio puede ser muy seguro, pero si nuestra clave es muy débil o no la protegemos adecuadamente, será fácil entrar (es como cerrar una puerta de seguridad dando solo un portazo). El eslabón más débil es siempre el humano.
¿Repasarás cómo tienes conectados tus dispositivos?
Carlos Gómez Cacho
Experto en tecnología e Internet