Hoy en día, las redes wifi campan por sus anchas en todas partes: en casa, en el trabajo, en la calle… Y los problemas con ellas también. Éstos pueden venir de dos áreas: la de la calidad y la de la seguridad.
Respecto a la calidad, debemos tener en cuenta una serie de condiciones:
— Colocar el router en la zona más central. Si colocamos en una punta de la casa el router, la señal puede no llegar al final. Si no queda más remedio, se pueden colocar amplificadores o repetidores.
— Intentar evitar colocar el router en espacios cerrados y bajos. No es buena idea meterlo en un armario, ni dejarlo en el suelo.
— Si situamos dicho router cerca de una televisión, teléfono o en la cocina con aparatos como el microondas, éstos pueden interferir en la señal.
— La forma de utilizar Internet también puede hacer que nuestra wifi sea más lenta. Por ejemplo, realizar videollamadas o juegos en línea, que consumen muchos datos, pueden ralentizarla.
Y en lo que se refiere a la seguridad:
— Nuestra wifi puede ir más lenta porque alguien haya pirateado nuestra señal y puede estar utilizándola para convertir nuestros equipos en zombis (para el envío de información a la red) o simplemente para uso normal.
— Es importante cambiar las contraseñas de vez en cuando, y sobre todo cuando sospechemos que hay intrusos en nuestra wifi. Una forma de saberlo es utilizar aplicaciones que detectan los dispositivos conectados.
— Apagar el router cuando nos vayamos a ausentar más tiempo es una buena costumbre también.
Y una buena recomendación: es conveniente aprender un poco más sobre la tecnología que nos rodea para poder aprovecharla con garantías.