Y no solo somos datos, también consumimos datos y generamos datos; en definitiva información, y esa información es poder. Hace años que entramos en la Era de la Información, y dentro de ella el petróleo son los datos. Con la tecnificación de la sociedad, generar y consumir información es muy fácil, pero también lo es analizar, procesar e interpretar, que puede servir lo mismo para crear una sociedad más democrática y participativa, al tener más conocimiento y protagonismo, como para alimentar a unas nuevas armas de vigilancia masiva por parte de poderes políticos y económicos.
Estar atentos y vigilantes puede ayudar a evitar esa segunda utilidad de los datos que generamos y compartimos. Es cierto que ya no somos capaces de controlar todos esos datos y de saber a dónde van y qué hacen con ellos. Pero igual que la sociedad avanza y pone en nuestras manos herramientas para generar datos continuamente (redes sociales, fotografías digitales, ubicaciones de GPS, transacciones comerciales, etc.), también crea mecanismos con los que controlarlos, tanto con tecnología como con leyes que protegen nuestros derechos como ciudadanos.
Supongo que la forma en que manejamos esa tecnología y su conocimiento hará que podamos controlar esos datos que generamos y lo que queremos que se haga con ellos. De ahí la importancia de la formación desde pequeños en estos temas, pues el conocimiento es lo que nos puede hacer más libres ante esas armas de vigilancia y control.
Pero no por ese temor debemos rechazar los avances tecnológicos, ni dejar de generar datos, pues también de ellos nos beneficiamos como consumidores (estadísticas sociales, información de todo tipo, etc.) y pueden facilitarnos la vida al ayudar a la mejora de nuestro entorno. Para ello no hay que dejar de estar expectantes ante toda esa información que consumimos, siendo siempre críticos y no dejando de aprender.
¿Y tú, estás vigilante?