El espacio de este mes va dedicado al sobrepeso y la obesidad infantil, dado que actualmente es uno de los problemas de salud pública más graves en el siglo XXI. Hoy en día en España tenemos una de las prevalencias más altas de Europa: el 14,2% de niños. Nada mejor que conocer al detalle para concienciarnos e intentar frenar y reducir estas cifras.
- ¿Qué riesgos hay?
Que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares es algo que todos hemos oído en alguna ocasión y que a la larga nos subirá el colesterol, la tensión o diabetes. Pero también va a aumentar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.
El exceso de peso termina incidiendo en limitaciones para la actividad física, tan importante en estas edades, y con problemas ortopédicos.
En etapas como la adolescencia, la imagen corporal juega un papel muy importante, por lo que puede terminar desencadenando una baja autoestima, inseguridades y problemas psicológicos, y no desmerece considerar el riesgo potencial de acoso escolar.
- ¿Por qué estas cifras en la infancia?
Según el estudio Aladino 2019, los papás y mamás no damos la importancia que merece a la alimentación de nuestros hijos, la infravaloramos, por lo que estamos retrasando el abordaje del problema. Casi el 70% de los peques con exceso de peso son percibidos por sus padres como pesos normales. Hay un aumento en el uso de pantallas desde muy pequeños, reduciendo así su tiempo de actividad física. Se hace mucho uso de bollería, ultraprocesados… productos de uso rápido que facilitan el contrarreloj del día a día, pero que no son para nada saludables. Al final estamos disminuyendo el consumo de frutas y verduras que requieren un mayor tiempo de preparación. Los estilos de vida familiar impactan de forma notable en la salud y hábitos diarios infantiles.
- ¿Qué podemos hacer para mejorar la situación?
Disminuir el consumo de bollería y ultraprocesados a cambio del de fruta y verdura. Una buena organización y preparación semanal para comprar y preparar los menús diarios puede ser muy útil.
Intentamos reducir el tiempo de uso de las pantallas, 30 minutos a 2 horas máximo según edad es lo recomendable, potenciando la actividad física al menos en una hora diaria, por ejemplo con juegos al aire libre. ¡Disfrutemos de nuestros parques y zonas de juego!
El sueño es un factor importante: entre 8 y 11 horas es lo ideal en estas edades, obviamente en entornos confortables y sin dispositivos electrónicos alrededor.
En definitiva, debemos concienciarnos sobre el impacto que este problema produce en nuestros niños y sus consecuencias tanto a corto como a largo plazo. Y como siempre recordando que la prevención es la mejor cura a nuestro alcance.
TAMARA JIMÉNEZ CARO
Enfermera escolar y especialista de Pediatría
@tuenfermerainquieta