¿Sabías que muchas semillas se consumen y tienen multitud de propiedades? Crudas, enteras o molidas, en ensaladas y repostería, hidratadas en agua o en un yogur, en crema, en cápsulas como parte de un tratamiento fitoterapéutico…
Están al alcance de todos, tan sencillo como acercarse a uno de los herbolarios del barrio y poder disfrutar de todos los beneficios que nos brindan:
— Chía: semillas de pequeño tamaño y color oscuro. Destacan por su aporte de hierro y fibra alimentaria. Hidratadas producen sensación de saciedad; además funcionan como un pequeño ansiolítico natural. Son un buen amigo para la pérdida de peso.
— Lino: también conocido como linaza, posee una combinación de omegas que lo hace idóneo para solventar el estreñimiento.
— Amapola: semillas redondas, de tamaño pequeño y color negro. Se suelen tomar en las cenas como añadido a ensaladas o cremas. Su rica concentración en minerales como el magnesio las hace indicadas para episodios de estrés, insomnio y nerviosismo.
— Sésamo: debido a su versatilidad, se puede encontrar tanto en panes como en cremas (tahín). Es un “casi obligado” complemento en aquellas dietas con bajo o nulo aporte de alimentos de origen animal, ya que aporta calcio con una alta biodisponibilidad (fácil asimilación). Muy indicado también para personas con principio de problemas óseos.
Éstas son solo unas pequeñas pinceladas; no dudes en saber más consultando a tu nutricionista habitual.